+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor
Jesús, Tú que le enseñaste a tus discípulos como orar al Padre, te pido con
humildad que me ayudes a levantar mis ojos al cielo para escuchar tu palabra y
encontrarme con tu verdad y así hacer que Tú vivas en mí.
Hago en silencio un breve examen de conciencia.
Señor,
yo soy un pecador. ¡Tantas veces he pecado contra el Cielo y contra ti! Pero sé
que tu misericordia no tiene límites, y que a pesar de mi pequeñez, Tú sales a
mi encuentro y me perdonas de todo mal. Te pido que purifiques mi corazón para
que pueda amarte cada días más plenamente y también a mis hermanos.
Del santo Evangelio según san Lucas 18, 9-14
En
aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola sobre algunos que se tenían por justos y
despreciaban a los demás:
"Dos
hombres subieron al templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. El
fariseo, erguido, oraba así en su interior: ‘Dios mío, te doy gracias porque no
soy como los demás hombres: ladrones, injustos y adúlteros; tampoco soy como
ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todas mis
ganancias’.
El
publicano, en cambio, se quedó lejos y no se atrevía a levantar los ojos al
cielo. Lo único que hacía era golpearse el pecho, diciendo: ‘Dios mío, apiádate
de mí, que soy un pecador’.
Pues
bien, yo les aseguro que éste bajó a su casa justificado y aquél no; porque
todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será
enaltecido".
Palabra del Señor.
Reflexión
En
Cuaresma no sólo estamos llamados a rezar más, estamos llamados a rezar mejor.
A veces no rezamos bien, rezamos subidos en la prepotencia, en el orgullo, en
la autosuficiencia, en el desprecio a los demás.
Al
leer este Evangelio, podemos caer en la tentación de creer que nosotros no
rezamos así. No vayamos tan deprisa. Rezamos como vivimos, y ¿quién está libre
del orgullo?
La
sencilla oración del publicano nos ayuda a vivir y a rezar bajando a la verdad,
a la humildad, a la pobreza y a la sencillez.
Para la reflexión personal
a) Yo
soy como el fariseo o como el publicano?
b) Hay
personas que dicen que no saben rezar, pero hablan todo el tiempo con Dios.
¿Conoces a personas así?
Medita
la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar, es
responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!
Gracias
Señor por salir a mi encuentro. Yo sé que tu camino es el camino de la
sencillez y de la humildad. Por eso te pido que me ayudes a vivir en la verdad,
sin olvidar nunca que eres Tú quien obra maravillas en mí.
Reza un Padre
Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a
María su maternal ayuda.
Madre
mía, Madre de misericordia: qué
importante es la humildad. Está en la base de todas las virtudes.
El demonio no resiste a un alma
que se humilla.
Enséñame a ser humilde, para
vencerlo en todas las batallas, reconociendo siempre mis faltas,
arrepintiéndome y pidiendo perdón a Dios, con el firme propósito de enmienda.
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
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