+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Oh Dios, Padre
bueno, no dejes que me desanime ante los problemas y angustias de la vida. Haz
que aprenda de la Sagrada Familia a peregrinar en el claro-oscuro de la fe. Que
la fe sea la que me ilumine en los momentos de dificultad y la que me
fortalezca en los momentos de dolor. Como fortaleció a María y a José.
Hago en silencio un breve examen de conciencia.
Señor,
ayúdame a confiar en tu corazón benévolo que siempre perdona a quien en verdad
se arrepiente. Y así pueda renovarme en la lucha por alcanzar la santidad.
Del santo Evangelio según san Mateo 1, 16. 18-21. 24
Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús,
llamado Cristo. Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su
madre, desposada con José y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por
obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era
hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José,
hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella
ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el
nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados". Cuando
José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.
Palabra del Señor.
Reflexión
Hoy, celebra la Iglesia
la solemnidad de San José, el esposo de María. Es como un paréntesis alegre
dentro de la austeridad de la Cuaresma. Pero la alegría de esta fiesta no es un
obstáculo para continuar avanzando en el camino de conversión, propio del tiempo
cuaresmal.
Bueno
es aquel que, elevando su mirada, hace esfuerzos para que la propia vida se
acomode al plan de Dios. Y es bueno aquel que, mirando a los otros, procura
interpretar siempre en buen sentido todas las acciones que realizan y salvar la
buena fama. En los dos aspectos de bondad, se nos presenta a San José en el
Evangelio de hoy.
Dios
tiene sobre cada uno de nosotros un plan de amor, ya que «Dios es amor» (1Jn
4,8). Pero la dureza de la vida hace que algunas veces no lo sepamos descubrir.
Lógicamente, nos quejamos y nos resistimos a aceptar las cruces.
No
le debió ser fácil a San José ver que María «antes de empezar a estar juntos
ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo» (Mt 1,18). Se había
propuesto deshacer el acuerdo matrimonial, pero «en secreto» (Mt 1,19). Y a la
vez, «cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños» (Mt 1,20),
revelándole que él tenía que ser el padre legal del Niño, lo aceptó
inmediatamente «y tomó consigo a su mujer» (Mt 1,24).
La
Cuaresma es una buena ocasión para descubrir qué espera Dios de nosotros, y
reforzar nuestro deseo de llevarlo a la práctica. Pidamos al buen Dios «por
intercesión del Esposo de María», como diremos en la colecta de la misa, que
avancemos en nuestro camino de conversión imitando a San José en la aceptación
de la voluntad de Dios y en el ejercicio de la caridad con el prójimo. A la
vez, tengamos presente que «toda la Iglesia santa está endeudada con la Virgen
Madre, ya que por Ella recibió a Cristo, así también, después de Ella, San José
es el más digno de nuestro agradecimiento y reverencia».
Para la reflexión personal
a) ¿El
programa de Jesús está siendo mi programa o nuestro programa?
b) ¿Mi
actitud es la de Jesús o la del pueblo de Nazaret?
•
c) ¿Quiénes
son los excluidos que deberíamos acoger mejor en nuestra comunidad?
Medita
la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar, es
responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!
Señor, Tú que
viviste treinta años ocultos en Nazaret, viviendo bajo la custodia de María y
de José, ayúdame a imitar a José en su obediencia pronta y alegre. Que san
José, a quien celebramos hoy como patrono de la Iglesia universal, de la
familia y de la buena muerte, interceda por todos nosotros para que sepamos
imitarle en el respeto, el cariño, el apoyo y el servicio que él vivió con
Jesús y con María en Nazaret.
Reza un Padre
Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a
María su maternal ayuda.
Madre
mía Inmaculada: hoy me alegro con toda la Iglesia por esta
gran fiesta, y te pido a ti, contando también con la intercesión poderosa de
san José, de tu esposo fiel, que yo sepa cumplir, con total entrega y
fidelidad, la misión que Dios me ha encomendado.
Quiero seguir el ejemplo del
santo patriarca, quien correspondió fielmente a todas las gracias recibidas,
superando con fe las dificultades que se fueron presentando en su vida,
sabiendo que todo está en el plan de Dios, y que por eso debía confiar,
poniéndose en sus manos.
Intercede, Madre mía, para que
yo tenga el celo de san José para amar con obras a mi esposa, la Santa Iglesia.
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
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