+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor
Jesús, en este momento de oración quiero ponerme en tu presencia. Sé que me
conoces profundamente y me entiendes, por eso puedo acercarme a Ti con total
confianza. Ayúdame a hacer silencio en mi interior para escuchar tu voz y
seguir tus enseñanzas.
Del santo Evangelio según san Mateo 11, 28-30
En aquel tiempo, Jesús dijo: "Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga, ligera".
Palabra del Señor.
Reflexión
Hoy,
ante un mundo que ha decidido darle la espalda a Dios, ante un mundo hostil a
lo cristiano y a los cristianos, escuchar de Jesús (que es quien nos habla en
la liturgia o en la lectura personal de la Palabra), provoca consuelo, alegría
y esperanzas en medio de las luchas cotidianas: «Vengan a mí todos los que están
fatigados (…), yo les daré descanso».
Consuelo,
porque estas palabras contienen la promesa del alivio que proviene del amor de
Dios. Alegría, porque hacen que el corazón manifieste en la vida, la seguridad
en la fe de esa promesa. Esperanzas, porque caminando, en un mundo así de
resuelto contra Dios y nosotros, los que creemos en Cristo sabemos que no todo
acaba con un fin, sino que muchos “fines” fueron “principios” de cosas mucho
mejores, como lo mostró su propia resurrección.
Nuestro
fin, para principio de novedades en el amor de Dios, es estarse siempre con
Cristo. Nuestra meta es ir indefectiblemente al amor de Cristo, “yugo” de una
ley que no se basa en la limitada capacidad de los voluntarismos humanos, sino
en la eterna voluntad salvadora de Dios.
Para la reflexión personal
a) ¿Has
experimentado alguna vez el descanso que Jesús prometió?
b) Las
palabras de Jesús ¿cómo pueden ayudar nuestra comunidad a ser un lugar de
descanso para nuestras vidas?
Medita
la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar, es
responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre
Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a
María su maternal ayuda.
Madre
mía, Virgen del Carmen: me alegra mucho celebrar todas
tus fiestas, porque cada una de ellas me hace tener presente tu continua
protección sobre todos tus hijos.
En la
fiesta de hoy te agradezco el regalo de tu Escapulario, con el que me siento
protegido por ti aquí en la tierra, y me refuerza la esperanza del cielo.
También
me viene a la cabeza y al corazón llamarte “Estrella del Mar”, y me hace
sentirme seguro, con tu ayuda, en medio de las tempestades de esta vida.
+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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