+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Aquí estoy, Señor, nuevamente para compartir
contigo, para conocerte más y dejarme iluminar por tu Palabra. Te pido que me
ayudes a acercarme al Evangelio con humildad, dispuesto a reconocer tu voz y
seguirte con fidelidad.
Del santo Evangelio según san Marcos 10, 1-7
En aquel tiempo,
llamando Jesús a sus doce discípulos, les dio poder para expulsar a los
espíritus impuros y curar toda clase de enfermedades y dolencias.
Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero de todos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y su hermano Juan, hijos del Zebedeo; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón, el cananeo, y Judas Iscariote, que fue el traidor.
A estos doce los envió
Jesús con estas instrucciones: "No vayan a tierra de paganos, ni entren en
ciudades de samaritanos. Vayan más bien en busca de las ovejas perdidas de la
casa de Israel. Vayan y proclamen por el camino que ya se acerca el Reino de
los cielos".
Palabra del Señor.
Reflexión
Los doce discípulos forman el “Colegio Apostólico”,
es decir “misionero”; la Iglesia, en su peregrinación terrena, es una comunidad
misionera, pues tiene su origen en el cumplimiento de la misión del Hijo y del
Espíritu Santo según los designios de Dios Padre. Lo mismo que Pedro y los
demás Apóstoles constituyen un solo Colegio Apostólico por institución del
Señor, así el Romano Pontífice, sucesor de Pedro, y los Obispos, sucesores de
los Apóstoles, forman un todo sobre el que recae el deber de anunciar el
Evangelio por toda la tierra.
Entre los discípulos enviados en misión encontramos
a aquellos a los que Cristo les ha conferido un lugar destacado y una mayor
responsabilidad, como Pedro; y a otros como Tadeo, del que casi no tenemos
noticias; ahora bien, los evangelios nos comunican la Buena Nueva, no están
hechos para satisfacer la curiosidad. Nosotros, por nuestra parte, debemos orar
por todos los obispos, por los célebres y por los no tan famosos, y vivir en
comunión con ellos. Jesús no buscó personas instruidas, sino simplemente
disponibles, capaces de seguirle hasta el final. Esto me enseña que yo, como
cristiano, también debo sentirme responsable de una parte de la obra de la
salvación de Jesús. ¿Alejo el mal?, ¿ayudo a mis hermanos?
Como la obra está en sus inicios, Jesús se apresura
a dar una consigna de limitación: «No toméis camino de gentiles ni entréis en
ciudad de samaritanos; dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de
Israel. Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca» (Mt 10,5-6). Hoy
hay que hacer lo que se pueda, con la certeza de que Dios llamará a todos los
paganos y samaritanos en otra fase del trabajo misionero.
Para la reflexión personal
a) ¿Evangelizas?
b) ¿Cómo
lo haces?
c) ¿Con
qué palabras y con qué gestos?
d) ¿Qué
te dice Dios?
e) ¿Qué
le dices?
Medita
la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar, es
responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre
Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a
María su maternal ayuda.
Madre
mía: cuando en la Sagrada Escritura aparece algún
elegido de Dios, para una misión importante, es fácil pensar en la propia
vocación, también como una gracia inmerecida por parte de Dios.
Pero cuando se trata de los
Doce Apóstoles, esa consideración adquiere más importancia, porque de ellos
viene nuestro sacerdocio, por la imposición de las manos.
Ayúdanos, Madre, a mantener
firme nuestra disposición de servir, con recta intención, para continuar
fielmente la obra redentora de tu Hijo Jesús.
+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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