+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor,
en este día en que se celebra de un modo especial a San Miguel Arcángel, yo te
pido en este rato de oración que Tú, Dios mío, seas siempre lo primero, lo
absoluto, lo definitivo para mí. Que jamás me apoye en ídolos de barro, en
dioses falsos que, al poner mi corazón en ellos, me vacían, me frustran, me
decepcionan. Haz que Tú seas para mí “el Dios de mi vida”, el que me empuja a
vivir y disfrutar de tantas cosas buenas y bonitas que has creado para que yo
las disfrute.
Del santo Evangelio según san Juan 1, 47-51
En aquel tiempo, cuando Jesús vio que Natanael se acercaba, dijo: “Éste es un verdadero israelita en el que no hay doblez”. Natanael le preguntó: “¿De dónde me conoces?” Jesús le respondió: “Antes de que Felipe te llamara, te vi cuando estabas debajo de la higuera”. Respondió Natanael: “Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel”. Jesús le contestó: “Tú crees, porque te he dicho que te vi debajo de la higuera. Mayores cosas has de ver”. Después añadió: “Yo les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Hoy,
en la fiesta de los Santos Arcángeles, Jesús manifiesta a sus Apóstoles y a
todos, la presencia de sus ángeles y la relación que con Él tienen. Los ángeles
están en la gloria celestial, donde alaban perennemente al Hijo del hombre, que
es el Hijo de Dios. Lo rodean y están a su servicio.
«Subir
y bajar» nos recuerda el episodio del sueño del Patriarca Jacob, quien dormido
sobre una piedra durante su viaje a la tierra de origen de su familia
(Mesopotamia), ve a los ángeles que “bajan y suben” por una misteriosa escalera
que une el cielo y la tierra, mientras Dios mismo está de pie junto a él y le
comunica su mensaje. Notemos la relación entre la comunicación divina y la presencia
activa de los ángeles.
Así,
Gabriel, Miguel y Rafael aparecen en la Biblia como presentes en las
vicisitudes terrenas y llevando a los hombres —como nos dice san Gregorio el
Grande— las comunicaciones, mediante su presencia y sus mismas acciones, que
cambian decisivamente nuestras vidas. Se llaman, precisamente, “arcángeles”, es
decir, príncipes de los ángeles, porque son enviados para las más grandes
misiones.
Gabriel
fue enviado para anunciar a María Santísima la concepción virginal del Hijo de
Dios, que es el principio de nuestra redención. Miguel lucha contra los ángeles
rebeldes y los expulsa del cielo. Nos anuncia, así, el misterio de la justicia
divina, que también se ejerció en sus ángeles cuando se rebelaron, y nos da la
seguridad de su victoria y la nuestra sobre el mal. Rafael acompaña a Tobías
“junior”, lo defiende y lo aconseja y cura finalmente al padre Tobit. Por esta
vía, nos anuncia la presencia de los ángeles junto a cada uno de nosotros: el
ángel que llamamos de la Guarda.
Aprendamos
de esta celebración de los arcángeles que “suben y bajan” sobre el Hijo del
hombre, que sirven a Dios, pero le sirven en beneficio nuestro. Dan gloria a la
Trinidad Santísima, y lo hacen también sirviéndonos a nosotros. Y, en
consecuencia, veamos qué devoción les debemos y cuánta gratitud al Padre que
los envía para nuestro bien.
Para la reflexión personal
a) ¿Tuviste
ya un encuentro que ha marcado tu vida? ¿Cómo descubriste la llamada de Dios
allí?
b) ¿Te
has interesado alguna vez, como Felipe, en llamar a otra persona para que
participara de la comunidad?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María su maternal ayuda.
Madre
mía: tú eres Reina de los Ángeles, y están
a tu servicio todos los Coros celestiales. Su misión es muy variada, pero de
modo especial te sirven en la batalla contra el enemigo de Dios.
A
mí me da mucha seguridad contar con esa ayuda tan eficaz, aunque sé que debo
también poner los medios para luchar. Intercede para que esos fieles servidores
tuyos me ayuden a utilizar bien las armas como guerrero de Dios.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero
Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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