+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor,
cuando escucho las bienaventuranzas te estoy escuchando a Ti. Tú no eres capaz
de hablarnos de algo que no hayas experimentado. Tú quieres que seamos felices
por la misma senda que has ido Tú. Sólo desde esta perspectiva puedo entender
este camino que, a veces, se me hace tan difícil.
Del santo Evangelio según san Lucas 6, 20-26
En aquel tiempo, mirando Jesús a sus discípulos,
les dijo: "Dichosos ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de
Dios. Dichosos ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados.
Dichosos ustedes los que lloran ahora, porque al fin reirán.
Dichosos serán ustedes cuando los hombres los aborrezcan y los expulsen de entre ellos, y cuando los insulten y maldigan por causa del Hijo del hombre. Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el cielo. Pues así trataron sus padres a los profetas.
Pero, ¡ay de ustedes, los ricos, porque ya tienen
ahora su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que se hartan ahora, porque después
tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ríen ahora, porque llorarán de pena!
¡Ay de ustedes, cuando todo el mundo los alabe, porque de ese modo trataron sus
padres a los falsos profetas!"
Palabra del Señor.
Reflexión
Dichosos,
dichosos, dichosos... felices, felices, felices... Así nos quiere Dios. Para
eso nació, predicó, curó, sufrió y resucitó Jesús. Para que tú seas feliz. ¿No
te parece impresionante? ¿Qué le dices?
Lee despacio cada bienaventuranza. Piensa en Jesús o en María. Las
bienaventuranzas son el retrato de los dos. Y deberían ser tu retrato. Ya lo
son un poquito, seguro. Al leerlas y meditarlas ¿qué te dice Dios? ¿qué cambios
alienta en tu vida? Pide la fuerza del Espíritu para ser cada día más dichoso,
más feliz, siguiendo el camino de las bienaventuranzas.
Para la reflexión personal
a) ¿En qué caminos se mueve nuestra vida?
b) ¿Qué cambios tendríamos que hacer para ser más dichosos,
evangélicamente hablando?
c) ¿Cómo avanzar por ese camino de dicha verdadera?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María su maternal ayuda.
Madre
mía: tú,
mejor que nadie, te diste cuenta del valor de la Cruz de tu Hijo, de modo que
podías apreciar muy bien lo que decía a los pobres, los que tienen hambre, los
que lloran o son insultados.
Ese
era el programa de vida para los discípulos de Jesús, que debían tomar su cruz
de cada día y negarse a sí mismos.
Ayúdanos,
Madre, a saber identificarnos plenamente con tu Hijo aceptando y amando esa
cruz.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero
Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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