+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor, hoy al leer el evangelio, siento dos sensaciones bien distintas: una buena y otra mala. Siento una gran admiración por tu persona que cada día me parece más fantástica. A Ti, Señor, te interesa la salud, la vida, el que la gente deje de sufrir, más aún: te interesa que la gente se lo pase bien. Pero siento una sensación de repulsa ante esos escribas y fariseos que se indignan porque tú, Jesús, has sanado a uno en sábado. ¿Hasta dónde puede llegar el endurecimiento de las personas? Somos capaces de lo mejor y de lo peor.
Del santo Evangelio según san Lucas 6, 6-11
Un
sábado, Jesús entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre
que tenía la mano derecha paralizada. Los escribas y fariseos estaban acechando
a Jesús para ver si curaba en sábado y tener así de qué acusarlo. Pero Jesús,
conociendo sus intenciones, le dijo al hombre de la mano paralizada:
"Levántate y ponte ahí en medio". El hombre se levantó y se puso en
medio.
Entonces Jesús les dijo: "Les voy a hacer una pregunta: ¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado: el bien o el mal, salvar una vida o acabar con ella?" Y después de recorrer con la vista a todos los presentes, le dijo al hombre: "Extiende la mano". Él la extendió y quedó curado. Los escribas y fariseos se pusieron furiosos y discutían entre sí lo que le iban a hacer a Jesús.
Palabra del Señor.
Reflexión
Hoy,
Jesús nos da ejemplo de libertad. Tanto hablamos de ella en nuestros días.
Pero, a diferencia de lo que hoy se pregona y hasta se vive como “libertad”, la
de Jesús, es una libertad totalmente asociada y adherida a la acción del Padre.
Él mismo dirá: «Les aseguro que el Hijo del hombre no puede hacer nada por sí
mismo sino solamente lo que ve hacer al Padre; lo que hace el Padre, lo hace el
Hijo». Y el Padre sólo obra, sólo actúa por amor.
El
amor no se impone, pero hace actuar, moviliza devolviendo con amplitud la vida.
Aquel mandato de Jesús: «Levántate y ponte ahí en medio» tiene la fuerza
recreadora del que ama, y por la palabra obra. Más aún, el otro: «Extiende tu
mano», que termina logrando el milagro, restablece definitivamente la fuerza y
la vida a lo que estaba débil y muerto. “Salvar” es arrancar de la muerte, y es
la misma palabra que se traduce por “sanar”. Jesús sanando salva lo que de
muerto había en ese pobre hombre enfermo, y eso es un claro signo del amor de
Dios Padre para con sus criaturas. Así, en la nueva creación en donde el Hijo
no hace otra cosa más que lo que ve hacer al Padre, la nueva ley que imperará
será la del amor que se pone por obra, y no la de un descanso que “inactiva”,
incluso, para hacer el bien al hermano necesitado.
Entonces,
libertad y amor conjugados son la clave para hoy. Libertad y amor conjugados a
la manera de Jesús. Aquello de «ama y haz lo que quieras» de san Agustín tiene
hoy vigencia plena, para aprender a configurarse totalmente con Cristo
Salvador.
Para la reflexión personal
a)
¿Qué sentido tiene para nosotros el domingo, día del Señor?
b)
¿Qué rostro del Padre revela Jesús con sus palabras y acciones?
c)
¿En qué momentos nuestra comprensión de la religión se parece a la
de los fariseos?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María su maternal ayuda.
Madre
mía: Te pido, que me ayudes y me enseñes a
cumplir el plan de Dios para mí, con paciencia y obediencia, aceptando todo lo
que Él me pida, aunque piense que me falta el tiempo.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero
Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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