+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Jesús,
me impresiona la cantidad de veces que aparece en el evangelio que estabas “orando a solas”. Tenías
necesidad de apartarte, de separarte incluso físicamente de todo y de todos,
para “abismarte” en ese mar infinito del amor del Padre. Desde esa experiencia,
se explica todo: la cercanía con todas las personas, especialmente con aquellas
que, por cualquier motivo o prejuicio, se sienten lejos de ese Padre. Gracias
por esas experiencias tuyas tan maravillosas.
Del santo Evangelio según san Lucas 9, 18-22
Un
día en que Jesús, acompañado de sus discípulos, había ido a un lugar solitario
para orar, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?" Ellos
contestaron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y
otros, que alguno de los antiguos profetas, que ha resucitado".
Él les dijo: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?" Respondió Pedro: "El Mesías de Dios". Entonces Jesús les ordenó severamente que no lo dijeran a nadie. Después les dijo: "Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día".
Palabra del Señor.
Reflexión
Hoy,
en el Evangelio, hay dos interrogantes que el mismo Maestro formula a todos. El
primer interrogante pide una respuesta estadística, aproximada: «¿Quién dice la
gente que soy yo?». Hace que miremos alrededor y contemplemos cómo resuelven la
cuestión los otros: los vecinos, los compañeros de trabajo, los amigos, los
familiares más cercanos... Miramos al entorno y nos sentimos más o menos
responsables o cercanos —depende de los casos— de algunas de estas respuestas
que formulan quienes tienen que ver con nosotros y con nuestro ámbito, “la
gente”... Y la respuesta nos dice mucho, nos informa, nos sitúa y hace que nos
percatemos de aquello que desean, necesitan, buscan los que viven a nuestro
lado. Nos ayuda a sintonizar, a descubrir un punto de encuentro con el otro
para ir más allá...
Hay
una segunda interrogación que pide por nosotros: «Y ustedes, ¿quién dicen que
soy yo?». Es una cuestión fundamental que llama a la puerta, que mendiga a cada
uno de nosotros: una adhesión o un rechazo; una veneración o una indiferencia;
caminar con Él y en Él o finalizar en un acercamiento de simple simpatía...
Esta cuestión es delicada, es determinante porque nos afecta. ¿Qué dicen
nuestros labios y nuestras actitudes? ¿Queremos ser fieles a Aquel que es y da
sentido a nuestro ser? ¿Hay en nosotros una sincera disposición a seguirlo en
los caminos de la vida? ¿Estamos dispuestos a acompañarlo a la Jerusalén de la
cruz y de la gloria?
«Es
un camino de cruz y resurrección (...). La cruz es exaltación de Cristo. Lo
dijo Él mismo: ‘Cuando sea levantado, atraeré a todos hacia mí’. (...) La cruz,
pues, es gloria y exaltación de Cristo» (San Andrés de Creta). ¿Dispuestos para
avanzar hacia Jerusalén? Solamente con Él y en Él, ¿verdad?
Para la reflexión personal
El evangelio de hoy trata de
responder a la pregunta sobre quién es Jesús. Mientras una mirada más
superficial le sitúa como profeta, Pedro responde que es el Mesías, y Jesús
profundiza su identidad diciendo que este Mesías de Dios tendrá que sufrir
antes de resucitar.
a)
Si Jesús mismo nos preguntara a cada uno quién decimos que es él,
¿qué le contestaríamos?
b)
¿Cómo lo describiríamos?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María su maternal ayuda.
Madre
mía: me
gusta alabarte. Tú eres la pureza, la inocencia, la belleza, luz de estrella,
faro de mar, halo de luna, amor maternal, entrega absoluta, piedad, virgen
casta de tierra fértil, en cuyo vientre ha sido plantada semilla divina, que
crece y florece para dar fruto bendito de su vientre.
Eres
abnegación, silencio, paciencia, sabiduría, en ti toda la ciencia, abundancia,
paz, esperanza, caridad, fe, consuelo, salud, bondad, humildad, abandono,
obediencia, aceptación, alegría, vida.
Jesús
es mi amigo, y me gusta también alabarlo por su nombre, para agradecer su
amistad. Enséñame.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero
Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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