+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor,
haz que en esta oración, entre en la dinámica del evangelio: perder para ganar.
Perder tiempo, esfuerzo, trabajo, energías, en servicio de los demás, de los
que más me necesiten. Y esto para tener más vida, más realización personal, más
alegría y más esperanza. Es lo que hizo Jesús y es lo que yo también quiero
hacer.
Del santo Evangelio según san Lucas 17, 26-37
En
aquellos días, Jesús dijo a sus discípulos: "Lo que sucedió en el tiempo
de Noé también sucederá en el tiempo del Hijo del hombre: comían y bebían, se
casaban hombres y mujeres, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces
vino el diluvio y los hizo perecer a todos.
Lo mismo sucedió en el tiempo de Lot: comían y bebían, compraban y vendían, sembraban y construían, pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. Pues lo mismo sucederá el día en que el Hijo del hombre se manifieste.
Aquel
día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa, que no baje a
recogerlas; y el que esté en el campo, que no mire hacia atrás. Acuérdense de
la mujer de Lot. Quien intente conservar su vida, la perderá; y quien la
pierda, la conservará. Yo les digo: aquella noche habrá dos en un mismo lecho:
uno será tomado y el otro abandonado; habrá dos mujeres moliendo juntas: una
será tomada y la otra abandonada".
Entonces,
los discípulos le dijeron: "¿Dónde sucederá eso, Señor?". Y él les
respondió: "Donde hay un cadáver, se juntan los buitres".
Palabra del Señor.
Reflexión
h
Hoy, en el texto del Evangelio
son remarcados el final de los tiempos y la incerteza de la vida, no tanto para
atemorizarnos, cuanto para tenernos bien precavidos y atentos, preparados para
el encuentro con nuestro Creador. La vigilancia constante y la preparación son
el sello del discípulo vibrante. No podemos asemejarnos a la gente que «comían,
bebían, compraban, vendían, plantaban, construían». Nosotros, discípulos,
debemos estar preparados y vigilantes, no fuera que termináramos por ser
arrastrados hacia un letargo espiritual esclavo de la obsesión —transmitida de
una generación a la siguiente— por el progreso en la vida presente, pensando
que —después de todo— Jesús no regresará
Sólo
cuando una tragedia nos golpea despertamos de nuestro sueño para ver a Dios en
medio de nuestro “valle de lágrimas”... Incluso debiéramos estar agradecidos
por esos momentos trágicos, porque seguramente sirven para robustecer nuestra
fe.
En
tiempos recientes, los ataques contra los cristianos en diversas partes del
mundo, han sacudido nuestra fe. Pero el Papa Francisco ha dicho: «Sin embargo,
los cristianos están esperanzados porque, en última instancia, Jesús hace una
promesa que es garantía de victoria: ‘Quien pierda su vida, la conservará’».
Ésta es una verdad en la que podemos confiar… El poderoso testimonio de
nuestros hermanos y hermanas que dan su vida por la fe y por Cristo no será en
vano.
Así,
nosotros luchamos por avanzar en el viaje de nuestras vida en la sincera
esperanza de encontrar a nuestro Dios «el Día en que el Hijo del hombre se
manifieste».
Para la reflexión personal
a)
¿Qué imagen nos llama más la atención de este texto? ¿Por qué?
b)
«El que intente salvar su vida la perderá, pero el que la pierda
la recobrará». ¿Qué nos sugiere esta invitación de Jesús a cada uno de
nosotros?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.
Madre
mía: tú, como buena madre, quieres que todos
tus hijos se salven, alcancen la vida eterna. Y no vas a dejar de interceder
por todos nosotros, para que tengamos nuestra alma bien preparada.
Pero
esa intercesión nos obtiene la gracia para poder ganarnos el cielo, con obras
de fe y amor, convirtiéndonos y esforzándonos también para que otros se salven,
para que se suban al arca de Noé y se salven.
Tus
hijos sacerdotes, tienen esa especial responsabilidad, porque sabemos que un
sacerdote no se va solo al cielo o al infierno. Dependen de nosotros muchas
almas.
Madre,
tú eres un faro resplandeciente, una señal segura para nuestros naufragios;
ayúdanos a estar siempre bien dispuestos y preparados para la venida de tu
Hijo.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero
Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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