domingo, 28 de febrero de 2021

Domingo con el Señor: ¡Maestro, que a gusto estamos aquí!

 + En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial

 

“Está claro que este relato, en el segundo domingo de Cuaresma, apunta claramente a la Resurrección de Jesús. Es un Jesús transfigurado, deslumbrante. Estamos ante un evangelio de vida que trasciende la muerte y pretende mantener viva la esperanza. Pero el relato termina diciendo que los apóstoles no se enteraron de lo que Él les anunció. Se atascaban ante el anuncio de la Resurrección. Y es algo que a muchos no nos acaba de entrar en la cabeza. Jesús es el Viviente, que trasciende el espacio y el tiempo”.

 

Del santo Evangelio según san Marcos 9, 2-10

En aquel tiempo, Jesús tomó aparte a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos a un monte alto y se transfiguró en su presencia. Sus vestiduras se pusieron esplendorosamente blancas, con una blancura que nadie puede lograr sobre la tierra. Después se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.


Entonces Pedro le dijo a Jesús:

"Maestro, ¡qué a gusto estamos aquí! Hagamos tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". En realidad no sabía lo que decía, porque estaban asustados.

Se formó entonces una nube, que los cubrió con su sombra, y de esta nube salió una voz que decía: "Éste es mi Hijo amado; escúchenlo". En ese momento miraron alrededor y no vieron a nadie sino a Jesús, que estaba solo con ellos.

Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos guardaron esto en secreto, pero discutían entre sí qué querría decir eso de "resucitar de entre los muertos".

Palabra del Señor.

 

Reflexión

h Hoy contemplamos la escena «en la que los tres apóstoles Pedro, Santiago y Juan aparecen como extasiados por la belleza del Redentor» (San Juan Pablo II): «Se transfiguró delante de ellos y sus vestidos se volvieron resplandecientes». Por lo que a nosotros respecta, podemos entresacar un mensaje: «Destruyó la muerte e irradió la vida incorruptible con el Evangelio», asegura san Pablo a su discípulo Timoteo. Es lo que contemplamos llenos de estupor, como entonces los tres Apóstoles predilectos, en este episodio propio del segundo domingo de Cuaresma: la Transfiguración.

Es bueno que en nuestro ejercicio cuaresmal acojamos este estallido de sol y de luz en el rostro y en los vestidos de Jesús. Son un maravilloso icono de la humanidad redimida, que ya no se presenta en la fealdad del pecado, sino en toda la belleza que la divinidad comunica a nuestra carne. El bienestar de Pedro es expresión de lo que uno siente cuando se deja invadir por la gracia divina.

El Espíritu Santo transfigura también los sentidos de los Apóstoles, y gracias a esto pueden ver la gloria divina del Hombre Jesús. Ojos transfigurados para ver lo que resplandece más; oídos transfigurados para escuchar la voz más sublime y verdadera: la del Padre que se complace en el Hijo. Todo en conjunto resulta demasiado sorprendente para nosotros, avezados como estamos al grisáceo de la mediocridad. Sólo si nos dejamos tocar por el Señor, nuestros sentidos serán capaces de ver y de escuchar lo que hay de más bello y gozoso, en Dios, y en los hombres divinizados por Aquel que resucitó entre los muertos.

 

Para la reflexión personal

 

a)    ¿Cómo nos imaginamos nosotros el cielo, la resurrección, el más allá?

 

b)   ¿Cómo influye la imagen del cielo en nuestra vida cotidiana?

 

c)   La voz del cielo nos pide escuchar a Jesús, Hijo amado del Padre: ¿qué nos dice hoy la escucha atenta de la voz de Jesús?

 

 

Medita la oración hecha canción.

 

https://n9.cl/j7ut

 

 

ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

 

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

 

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria

 

 

Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.

Madre mía: yo sé que siempre me acompañas durante la celebración de la Santa Misa, como acompañaste a Jesús junto a la Cruz. Pienso que estás junto a mí, de pie, a la derecha.

De igual modo, me acompañas durante mi oración. Te pido que me ayudes para estar muy atento, que no me deje vencer por el cansancio, por el sueño, para poder escuchar a Jesús, y la voz del Padre, y decir, como san Pedro, “Maestro ¡qué a gusto estamos aquí!”.

Permanece, Madre, a mi lado, en ese diálogo con tu Hijo, e intercede por mí para que sepa escucharlo y haya mucho fruto.

Madre de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote: déjame entrar a tu corazón, y modela mi alma conforme a tu Hijo Jesucristo.

Amén.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

Padre José Luis Romero Landeros IJS

 

 

Referencias:

Espada de dos filos.

Mi vida en Xto.

La oración nuestra de cada día.

Jóvenes católicos.

Ocarm.

Rezandovoy

sábado, 27 de febrero de 2021

Sean perfectos, como su Padre es perfecto.

 + En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial

 

Señor, hoy te necesito más que nunca. Lo que me dices en el evangelio de hoy es para mí “un duro hueso de roer”.  Me pides no sólo que perdone a mis enemigos, sino que los ame y rece por ellos. ¿No es esto algo antinatural? Yo sé que, por mis propias fuerzas, no puedo cumplirlo. Te pido que me ayudes, que me des tu gracia, que me eches no una mano sino las dos. Sé que sin Ti no puedo hacer nada.

 

Del santo Evangelio según san Mateo 5, 43-48

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Han oído que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre los buenos y los malos, y manda su lluvia sobre los justos y los injustos.


Porque, si ustedes aman a los que los aman, ¿Qué recompensa merecen? ¿No hacen eso mismo los publicanos? Y si saludan tan sólo a sus hermanos, ¿Qué hacen de extraordinario? ¿No hacen eso mismo los paganos? Ustedes, pues, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto".

Palabra del Señor.

 

Reflexión

h Hoy, el Evangelio nos exhorta al amor más perfecto. Amar es querer el bien del otro y en esto se basa nuestra realización personal. No amamos para buscar nuestro bien, sino por el bien del amado, y haciéndolo así crecemos como personas. El ser humano, afirmó el Concilio Vaticano II, «no puede encontrar su plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás». A esto se refería santa Teresa del Niño Jesús cuando pedía hacer de nuestra vida un holocausto. El amor es la vocación humana. Todo nuestro comportamiento, para ser verdaderamente humano, debe manifestar la realidad de nuestro ser, realizando la vocación al amor. Como ha escrito San Juan Pablo II, «el hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente».

El amor tiene su fundamento y su plenitud en el amor de Dios en Cristo. La persona es invitada a un diálogo con Dios. Uno existe por el amor de Dios que lo creó, y por el amor de Dios que lo conserva, «y sólo puede decirse que vive en la plenitud de la verdad cuando reconoce libremente este amor y se confía totalmente a su Creador» (Concilio Vaticano II): ésta es la razón más alta de su dignidad. El amor humano debe, por tanto, ser custodiado por el Amor divino, que es su fuente, en él encuentra su modelo y lo lleva a plenitud. Por todo esto, el amor, cuando es verdaderamente humano, ama con el corazón de Dios y abraza incluso a los enemigos. Si no es así, uno no ama de verdad. De aquí que la exigencia del don sincero de uno mismo devenga un precepto divino: «Ustedes, pues, sean perfectos como es perfecto su Padre celestial».

 

Para la reflexión personal

 

a)    ¿Qué llamada nos hace Dios, desde este evangelio, respecto a nuestra relación con ellas?

 

b)   ¿Qué pasos concretos podemos dar respecto a nuestros enemigos?

 

c)   Respecto a las personas a las que nosotros hemos hecho daño y que nos consideran sus enemigos, ¿Qué cambio nos pide Dios desde su bondad?

 

d)   ¿En qué momentos de la vida de Jesús se ve el amor a los enemigos? ¿Dicen algo esos momentos a nuestra vida?

 

Medita la oración hecha canción.

 

https://n9.cl/0xn5r

 

 

ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

 

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

 

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria

 

 

Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.

Madre mía: tú me recibiste como hijo al pie de la Cruz, donde fuiste testigo del desprecio de los hombres al Hijo de Dios. Yo quiero sentirte muy cerca cada vez que renuevo el sacrificio del Calvario en la celebración eucarística, para que me ayudes a tener los mismos sentimientos que Jesús.

Enséñame a mí a reparar, y a amar a todos mis hermanos. Pon mi corazón en tu corazón, para amar a los demás como quiere tu Hijo.

Madre de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote: déjame entrar a tu corazón, y modela mi alma conforme a tu Hijo Jesucristo.

Amén.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

Padre José Luis Romero Landeros IJS

 

 

Referencias:

Espada de dos filos.

Mi vida en Xto.

La oración nuestra de cada día.

Jóvenes católicos.

Ocarm.

Rezandovoy

viernes, 26 de febrero de 2021

Todo el que se enoje con su hermano.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial

 

Señor, quiero escuchar bien tu Palabra. Y la quiero escuchar no sólo con el oído externo sino con el oído interior, con el oído del corazón. Y quiero que esas tus palabras se ahonden dentro de mí, me penetren y se hagan norma de mi vida. Son palabras recias, exigentes. Sé que yo solo no las puedo cumplir; por eso te pido que me envíes al Espíritu Santo con sus dones. Con Él todo será fácil, sencillo, incluso placentero.

 

Del santo Evangelio según san Mateo 5, 20-26

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos.


Han oído que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo.

Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda.

Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo".

Palabra del Señor.

 

Reflexión

h Hoy, el Señor, al hablarnos de lo que ocurre en nuestros corazones, nos incita a convertirnos. El mandamiento dice «No matarás», pero Jesús nos recuerda que existen otras formas de privar de la vida a los demás. Podemos privar de la vida a los demás abrigando en nuestro corazón una ira excesiva hacia ellos, o al no tratarlos con respeto e insultarlos («imbécil»; «renegado».

El Señor nos llama a ser personas íntegras: «Deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano», es decir, la fe que profesamos cuando celebramos la Liturgia debería influir en nuestra vida cotidiana y afectar a nuestra conducta. Por ello, Jesús nos pide que nos reconciliemos con nuestros enemigos. Un primer paso en el camino hacia la reconciliación es rogar por nuestros enemigos, como Jesús solicita. Si se nos hace difícil, entonces, sería bueno recordar y revivir en nuestra imaginación a Jesucristo muriendo por aquellos que nos disgustan. Si hemos sido seriamente dañados por otros, roguemos para que cicatrice el doloroso recuerdo y para conseguir la gracia de poder perdonar. Y, a la vez que rogamos, pidamos al Señor que retroceda con nosotros en el tiempo y lugar de la herida —reemplazándola con su amor— para que así seamos libres para poder perdonar.

 

Para la reflexión personal

 

a)    Pensando en el círculo de nuestras relaciones (familia, amigos íntimos, conocidos, compañeros de trabajo), ¿qué sentimientos predominan?

 

b)   ¿Qué relación hay en nuestra vida entre la celebración de los sacramentos y la reconciliación con el hermano?

 

c)   ¿Cómo es nuestra relación con las personas a las que consideramos adversarias o enemigas? ¿Qué pasos de acercamiento cristiano podemos dar?

 

 

Medita la oración hecha canción.

 

https://n9.cl/ex1di

 

 

ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

 

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

 

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria

 

 

Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.

Madre mía: cuesta mucho reconciliarse con algún hermano que nos ha ofendido, porque implica perdonar y olvidar. Y también cuesta mucho reconocer una falta contra el prójimo, cuando somos nosotros mismos los culpables.

Sabemos que no nos faltará la gracia de Dios, porque nos ayuda especialmente cuando se trata de cumplir el mandamiento del amor, y porque Jesús nos puso el ejemplo con su vida, y pidiéndonos incluso que amemos a nuestros enemigos.

Todos tenemos que reconocer que nos interesa vivir en paz en todos los sentidos, para poder cumplir muy bien con nuestros deberes, con Dios y con los demás.

Madre ¿cómo debe ser la reconciliación con mis hermanos para tener una verdadera paz?

Amén.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

Padre José Luis Romero Landeros IJS

 

 

Referencias:

Espada de dos filos.

Mi vida en Xto.

La oración nuestra de cada día.

Jóvenes católicos.

Ocarm.

Rezandovoy

jueves, 25 de febrero de 2021

Al que toca se le abrirá.

 + En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial

 

Señor, gracias porque eres Tú quien nos mandas que recemos, que estemos en diálogo contigo. Muy pocas personas pueden presumir de tener un teléfono con línea directa con el Papa. Lo consideraríamos como un privilegiado. Aun así, tendría las horas muy limitadas. Y Tú nos dices que podemos dialogar contigo siempre que queramos, sin pasar por secretarios y en la hora que a nosotros nos venga bien. ¿Por qué no consideramos la oración como un privilegio que Tú, Señor, nos haces?

 

Del santo Evangelio según san Mateo 7, 7-12

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; toquen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que toca, se le abre.


¿Hay acaso entre ustedes alguno que le dé una piedra a su hijo, si éste le pide pan? Y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Si ustedes, a pesar de ser malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con cuánta mayor razón el Padre, que está en los cielos, dará cosas buenas a quienes se las pidan.

Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes. En esto se resumen la ley y los profetas".

Palabra del Señor.

 

Reflexión

h Hoy, Jesús nos habla de la necesidad y del poder de la oración. No podemos entender la vida cristiana sin relación con Dios, y en esta relación, la oración ocupa un lugar central. Mientras vivimos en este mundo, los cristianos nos encontramos en un camino de peregrinaje, pero la oración nos acerca a Dios, nos abre las puertas de su amor inmenso y nos anticipa ya las delicias del cielo. Por esto, la vida cristiana es una continua petición y búsqueda: «Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá», nos dice Jesús.

Al mismo tiempo, la oración va transformando el corazón de piedra en un corazón de carne: «Si, pues, ustedes, siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan!». El mejor resumen que podemos pedir a Dios se encuentra en el Padrenuestro: «Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo». Por tanto, no podemos pedir en la oración cualquier cosa, sino aquello que sea realmente un bien. Nadie desea un daño para sí mismo; por esto, tampoco no lo podemos querer para los demás.

Hay quien se queja de que Dios no le escucha, porque no ve los resultados de manera inmediata o porque piensa que Dios no le ama. En casos así, no nos vendrá mal recordar este consejo de san Jerónimo: «Es cierto que Dios da a quien se lo pide, que quien busca encuentra, y a quien llama le abren: se ve claramente que aquel que no ha recibido, que no ha encontrado, ni tampoco le han abierto, es porque no ha pedido bien, no ha buscado bien, ni ha llamado bien a la puerta». Pidamos, pues, en primer lugar a Dios que haga bondadoso nuestro corazón como el de Jesucristo.

 

Para la reflexión personal

 

a)    ¿Qué pedimos a Dios y por quién lo hacemos?

 

b)   ¿Qué respuestas tienen nuestras peticiones?

 

c)   ¿Qué imagen de Dios hay detrás de nuestras peticiones?

 

Medita la oración hecha canción.

 

https://n9.cl/do3m

 

 

ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

 

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

 

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria

 

 

Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.

Madre mía: Sabemos que Dios es sapientísimo, y Él nos dará sólo lo que nos conviene y cuando nos conviene. Pero a veces nos falta fe, confianza, perseverancia, paciencia y mucha humildad.

Ayúdanos, Madre, a saber pedir y a confiar siempre en Dios, y en tu poderosa intercesión.

Amén.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

Padre José Luis Romero Landeros IJS

 

 

Referencias:

Espada de dos filos.

Mi vida en Xto.

La oración nuestra de cada día.

Jóvenes católicos.

Ocarm.

Rezandovoy

miércoles, 24 de febrero de 2021

La gente de este tiempo es gente perversa.

 + En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial

 

Señor, aquí me tienes de nuevo a tus pies para estar un rato contigo. Me gustaría profundizar en este día en el gran signo de Jonás que, después de estar tres días y tres noches en el vientre de un cetáceo, en lo profundo del mar,  saltó  a la playa de la vida. A veces, Señor, se nos olvida que jamás has hablado de tu muerte como el fin de tu vida sino que, detrás de la muerte, nos has abierto una puerta  a la esperanza que ya nada ni nadie nos podrá cerrar: Y esa puerta siempre abierta es tu gloriosa Resurrección. Haz que yo viva de esta gran verdad.

 

Del santo Evangelio según san Lucas 11, 29-32

En aquel tiempo, la multitud se apiñaba alrededor de Jesús y éste comenzó a decirles: "La gente de este tiempo es una gente perversa. Pide una señal, pero no se le dará más señal que la de Jonás. Pues así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para la gente de este tiempo.


Cuando sean juzgados los hombres de este tiempo, la reina del sur se levantará el día del juicio para condenarlos, porque ella vino desde los últimos rincones de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.

Cuando sea juzgada la gente de este tiempo, los hombres de Nínive se levantarán el día del juicio para condenarla, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás".

Palabra del Señor.

 

Reflexión

h Hoy, Jesús nos dice que la señal que dará a la “generación malvada” será Él mismo, como la “señal de Jonás”. De la misma manera que Jonás dejó que lo arrojaran por la borda para calmar la tempestad que amenazaba con hundirlos —y, así, salvar la vida de la tripulación—, de igual modo permitió Jesús que le arrojasen por la borda para calmar las tempestades del pecado que hacen peligrar nuestras vidas. Y, de igual forma que Jonás pasó tres días en el vientre de la ballena antes de que ésta lo vomitara sano y salvo a tierra, así Jesús pasaría tres días en el seno de la tierra antes de abandonar la tumba.

La señal que Jesús dará a los “malvados” de cada generación es su muerte y resurrección. Su muerte, aceptada libremente, es la señal del increíble amor de Dios por nosotros: Jesús dio su vida para salvar la nuestra. Y su resurrección de entre los muertos es la señal de su divino poder. Se trata de la señal más poderosa y conmovedora jamás dada.

Pero, además, Jesús es también la señal de Jonás en otro sentido. Jonás fue un icono y un medio de conversión. Cuando en su predicación «dentro de cuarenta días Nínive será destruida» advierte a los ninivitas paganos, éstos se convierten, pues todos ellos —desde el rey hasta niños y animales— se cubren con arpillera y cenizas. Durante estos cuarenta días de Cuaresma, tenemos a alguien “mucho más grande que Jonás” predicando la conversión a todos nosotros: el propio Jesús. Por tanto, nuestra conversión debiera ser igualmente exhaustiva.

«Pues Jonás era un sirviente», escribe san Juan Crisóstomo en la persona de Jesucristo, «pero yo soy el Maestro; y él fue arrojado por la ballena, pero yo resucité de entre los muertos; y él proclamaba la destrucción, pero yo he venido a predicar la Buena Nueva y el Reino».

La semana pasada, el Miércoles de Ceniza, nos cubrimos con ceniza, y cada uno escuchó las palabras de la primera homilía de Jesucristo, «Arrepiéntete y cree en el Evangelio». La pregunta que debemos hacernos es: —¿Hemos respondido ya con una profunda conversión como la de los ninivitas y abrazado aquel Evangelio?

 

Para la reflexión personal

 

a)    En nuestra vida, ¿Qué señales de Dios descubrimos?

 

b)   ¿Cómo las interpretamos y a dónde nos conducen?

 

c)   ¿Cómo las transmitimos a los demás?

 

Medita la oración hecha canción.

 

https://n9.cl/mnun

 

 

ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

 

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

 

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria

 

 

Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.

Madre mía: me doy cuenta de que mi condición de sacerdote es señal para los hombres de la presencia misericordiosa de tu Hijo, porque yo actúo siempre in persona Christi, y es Él quien da eficacia a mi ministerio.

No faltarán dificultades para poder dar un buen testimonio de Jesús. Te pido tu ayuda para perseverar en mi lucha, con tenacidad, para identificarme plenamente con tu Hijo, permaneciendo firme, como tú, junto a la Cruz.

Amén.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

Padre José Luis Romero Landeros IJS

 

 

Referencias:

Espada de dos filos.

Mi vida en Xto.

La oración nuestra de cada día.

Jóvenes católicos.

Ocarm.

Rezandovoy

La vida pasa rápido

  Esta vida pasará rápido,  no pelees con la gente,  no critiques tanto tu cuerpo. No te quejes tanto. No pierdas el sueño por las facturas....