+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor,
el tema de mi oración en este día, basado en tu evangelio, me llena de
satisfacción porque es tu tema, tu gran tema, el tema del amor. Y yo quiero
darte gracias porque has puesto el amor como fundamento del cristianismo. A
pesar de ser un tema muy exigente, es lo más esencial en la vida. En un momento
nos puede faltar el pan y el agua; el vino y la sal; la ropa y la vivienda;
pero si tenemos amor, podemos salir adelante. Pero si nos falta el amor nos
falta todo.
Del santo
Evangelio según san Juan 21, 15-19
En
aquel tiempo, le preguntó Jesús a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me
amas más que éstos?" Él le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te
quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos".
Por segunda vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" Él le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Pastorea mis ovejas".
Por
tercera vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?" Pedro se
entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería, y
le contestó: "Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero".
Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas.
Yo
te aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías la ropa e ibas a donde
querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te
llevará a donde no quieras". Esto se lo dijo para indicarle con qué género
de muerte habría de glorificar a Dios. Después le dijo: "Sígueme".
Palabra del Señor.
Reflexión
h
De un modo profundo, el diálogo entre el Señor y Pedro nos muestra la
misericordia de Dios como su gran amor por los discípulos y el mundo. Éste no
es un diálogo cualquiera entre Jesús y su discípulo Pedro. Ambos, Jesucristo y
Pedro, hablan de amor, cada uno desde su perspectiva. Las tres preguntas de
Jesús: «¿Me amas más que éstos?» pueden ser consideradas como una reafirmación
del doble estatus de Pedro, a saber: por un lado, como un discípulo que le ama
más que los otros, y, por otro, como un discípulo que le ama a Él más que a sus
compañeros. En todo caso, el gran acto de amor de Jesucristo apremia a una
profunda respuesta por parte de Pedro.
Respondiendo
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero», Simón parece tomar conciencia de sus tres
caídas negando a Jesús, el Hijo de Dios que permanece ante él y que dice a los
discípulos «no se turbe su corazón», «la paz esté con ustedes».
Jesús
concluye este diálogo tan importante con la confirmación de la misión de Pedro
y del primado que ya le había otorgado anteriormente, especialmente, cuando
Cristo le dice «Apacienta mis ovejas». El cumplimiento de los encargos de Jesús
requiere un amor extraordinario, un amor misionero en el alma. Este amor
misionero debe ir “in crescendo”. Tal como afirmó el Papa Francisco, «el amor
crea vínculos y expande la existencia cuando saca a la persona de sí misma
hacia el otro».
Para
llegar a ser sus pastores, Jesucristo exige la siguiente característica básica
del amor misionero: amarle más que a nadie. Finalmente, como discípulos de
Jesús, se nos pide hacer operativa la “ley de éxtasis”. Es decir, el amante
debe «salir de sí mismo para hallar el crecimiento de su ser en el otro»
(Francisco). ¡El amor misionero nos mueve a ir más allá de nosotros mismos!
Para la reflexión
personal
a) El
Señor nos dirige hoy a nosotros la pregunta: «¿Me amas?». ¿Qué le respondemos?
b) El
seguimiento implica en ocasiones tener que recorrer caminos por los que no se quiere
ir. ¿Cómo vivimos esas situaciones?
Medita la oración
hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo
a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro,
un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María,
nuestra Madre, su ayuda.
Madre
mía: te
amo, te amo, te amo. Enséñame a amar a tu Hijo como lo amas tú. Intercede para
que el Divino Paráclito inunde mi corazón con sus dones, para amar con obras y
de verdad a la Iglesia de Dios.
Madre
de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote: déjame entrar a tu corazón, y modela mi
alma conforme a tu Hijo Jesucristo.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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