+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Jesús,
este texto donde Tú apareces defendiendo a los niños y acariciándoles, siempre
me ha conmovido. Tu vista siempre se va detrás de lo pequeño, lo
que no cuenta, lo que la gente desprecia. Y así, acariciando a un niño, quieres
acariciar a todos los niños del planeta donde todavía no se les reconoce sus
derechos. Hazme sensible a tantos niños del mundo que son explotados, vendidos,
exiliados.
Del santo Evangelio según san Mateo 19, 13-15
En aquel tiempo, le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orase por ellos. Los discípulos regañaron a la gente; pero Jesús les dijo: "Dejen a los niños y no les impidan que se acerquen a mí, porque de los que son como ellos es el Reino de los cielos". Después les impuso las manos y continuó su camino.
Palabra del Señor.
Reflexión
h
Hoy nos es dado contemplar una
escena que, desgraciadamente, es demasiado actual: «Le presentaron a Jesús unos
niños para que les impusiera las manos y orase; pero los discípulos les reñían».
Jesús ama especialmente a los niños; nosotros, con los pobres razonamientos
típicos de “gente mayor”, les impedimos acercarse a Jesús y al Padre: —¡Cuando
sean mayores, si lo desean, ya escogerán...! Esto es un gran error.
Los
pobres, es decir, los más carentes, los más necesitados, son objeto de
particular predilección por parte del Señor. Y los niños, los pequeños son muy
“pobres”. Son pobres de edad, son pobres de formación... Son indefensos. Por
esto, la Iglesia —“Madre” nuestra— dispone que los padres lleven pronto a sus
hijos a bautizar, para que el Espíritu Santo ponga morada en sus almas y entren
en el calor de la comunidad de los creyentes. Así lo indican tanto el Catecismo
de la Iglesia como el Código de Derecho Canónico, ordenamientos del máximo
rango de la Iglesia (que, como toda comunidad, debe tener sus ordenamientos).
¡Pero
no!: ¡cuando sean mayores! Es absurda esta manera de proceder. Y, si no,
preguntémonos: —¿Qué comerá este niño? Lo que le ponga su madre, sin esperar a
que el niño especifique qué es lo que prefiere. —¿Qué idioma hablará este niño?
El que le hablen sus padres (de otra manera, el niño nunca podrá escoger
ninguna lengua). —¿A qué escuela irá este niño? A la que sus padres le lleven,
sin esperar que el chico defina los estudios que prefiere...
—¿Qué
comió Jesús? Aquello que le puso su Madre, María. —¿Qué lengua habló Jesús? La
de sus padres. —¿Qué religión aprendió y practicó el Niño Jesús? La de sus
padres, la religión judía. Después, cuando ya fue mayor, pero gracias a la
instrucción que había recibido de sus padres, fundó una nueva religión... Pero,
primero, la de sus padres, como es natural.
Para la reflexión personal
a) Los niños fueron llevados hasta Jesús, ¿a quiénes hemos conducido
nosotros hasta Jesús?
b) Los discípulos se movían por convenciones sociales. ¿Cómo nos influye
a nosotros la sociedad, los vecinos o el qué dirán para hacer o no hacer el
bien?
c) ¿En qué momentos hemos actuado como los apóstoles?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.
Madre
mía: en
los Seminarios no debe faltar ese encuentro cotidiano contigo, en la oración y
en la formación de tus niños.
Con
toda seguridad todas las vocaciones al sacerdocio han llegado de tu mano, pero
deben reforzar tu amor, porque eres tú quien va a acompañar al sacerdote toda
su vida, como buena Madre, sabiendo también que a Jesús se va y “se vuelve” por
María.
Te
pido por las vocaciones, para que haya muchos y muy santos sacerdotes, para
servir al pueblo de Dios, que está sediento de gracia, y hambriento del pan de
la palabra de tu Hijo, y del alimento de su Cuerpo y de su Sangre.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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