+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
“Señor,
¿a quién iremos? El cristiano tiene la experiencia de que nadie más puede
responder a sus interrogantes más hondos. Si los amigos fallan, si las ideas
son vacías y los programas políticos engañan a los incautos, sólo el Señor
permanece. Tú tienes palabras de vida eterna. Las palabras humanas se las lleva
el viento; incluso las palabras escritas son manipuladas y negadas. Se utilizan
como arma o como anzuelo, como disfraz o como moneda que se devalúa y caduca.
Sólo la palabra del Señor permanece para siempre.”
Del santo Evangelio según san Juan 6, 55. 60-69
En
aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Mi carne es verdadera comida y mi
sangre es verdadera bebida". Al oír sus palabras, muchos discípulos de
Jesús dijeron: "Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir
eso?"
Dándose cuenta Jesús de que sus discípulos murmuraban, les dijo: "¿Esto los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da la vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida, y a pesar de esto, algunos de ustedes no creen". (En efecto, Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo habría de traicionar). Después añadió: "Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede".
Desde
entonces, muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar
con Él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: "¿También ustedes quieren
dejarme?" Simón Pedro le respondió: "Señor, ¿a quién iremos? Tú
tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el
Santo de Dios".
Palabra del Señor.
Reflexión
h
Hoy, el Evangelio nos sitúa en
Cafarnaúm, donde Jesús es seguido por muchos por haber visto sus milagros, en
especial por la multiplicación espectacular de los panes. Socialmente, Jesús
allí tiene el riesgo de morir de éxito, como se dice frecuentemente; incluso lo
quieren nombrar rey. Es un momento clave dentro de la catequesis de Jesús. Es
el momento en el que comienza a exponer con toda claridad la dimensión
sobrenatural de su mensaje. Y, como que Jesús es tan buen catequista, sacerdote
perfecto, el mejor obispo y papa, les deja marchar, siente pena, pero Él es
fiel a su mensaje, el éxito popular no lo ciega.
Decía
un gran sacerdote que, a lo largo de la historia de la Iglesia, han caído
personas que parecían columnas imprescindibles: «Se volvieron atrás y ya no
andaban con Él». Tú y yo podemos caer, “pasar”, marchar, criticar, “ir a la
nuestra”. Con humildad y confianza digámosle al buen Jesús que queremos serle
fieles hoy, mañana y todos los días; que nos haga ver el poco sentido
evangélico que tiene discutir las enseñanzas de Dios o de la Iglesia por el
hecho de que “no los entiendo”: «Señor, ¿a quién iremos?». Pidamos más sentido
sobrenatural. Sólo en Jesús y dentro de su Iglesia encontramos la Palabra de
vida eterna: «Tú tienes palabras de vida eterna».
Como
Pedro, nosotros sabemos que Jesús nos habla con lenguaje sobrenatural, lenguaje
que hay que sintonizar correctamente para entrar en su pleno sentido; en caso
contrario sólo oímos ruidos incoherentes y desagradables; hay que afinar la
sintonía. Como Pedro, también en nuestra vida de cristianos tenemos momentos en
los que hay que renovar y manifestar que estamos en Jesús y que queremos seguir
con Él. Pedro amaba a Jesucristo, por eso se quedó; los otros lo querían por el
pan, por los “caramelos”, por razones políticas y lo dejan. El secreto de la
fidelidad es amar, confiar. Pidamos a la Virgo
fidelis que nos ayude hoy y ahora a ser fieles a la Iglesia que tenemos.
Para la reflexión personal
Unos abandonan a Jesús porque su mensaje es
exigente. Otros deciden seguirle, aunque no le comprendan del todo.
a)
¿En qué
nos apoyamos para intentar cumplir las enseñanzas de Jesús?
b)
¿Cómo
experimentamos que la palabra de Jesús es palabra que da vida?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.
Madre
mía, Maestra de fe: los
Doce tuvieron una prueba difícil de fe, y Jesús estuvo dispuesto a quedarse
solo. Pero ellos superaron la prueba, convencidos de que tu Hijo tiene palabras
de vida eterna, y perseveraron.
Madre
de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote: ante las dificultades, dame la fe, y
ayúdame a perseverar en mi entrega, para dar todo el fruto que el Señor espera
de mí. Déjame entrar a tu corazón, y modela mi alma conforme a tu Hijo Jesucristo.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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