sábado, 18 de septiembre de 2021

Salió el sembrador...

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial

Señor, hoy quiero acercarme a tu evangelio con un corazón limpio, transparente, dúctil, maleable, como cera blanda donde se marquen bien tus palabras. Y te pido que la semilla de tu Palabra sea abundante. El buen sembrador nunca se cansó de sembrar. Yo también quiero sembrar, sembrar el mundo de paz, de bondad, de sencillez, de amor.

 

 

Del santo Evangelio según san Lucas 8, 4-15

En aquel tiempo, mucha gente se había reunido alrededor de Jesús, y al ir pasando por los pueblos, otros más se le unían. Entonces les dijo esta parábola:


"Salió un sembrador a sembrar su semilla. Al ir sembrando, unos granos cayeron en el camino, la gente los pisó y los pájaros se los comieron. Otros cayeron en terreno pedregoso, y al brotar, se secaron por falta de humedad. Otros cayeron entre espinos, y al crecer éstos, los ahogaron. Los demás cayeron en tierra buena, crecieron y produjeron el ciento por uno". Dicho esto, exclamó: "¡El que tenga oídos para oír, que oiga!".

Entonces le preguntaron los discípulos: "¿Qué significa esta parábola?". Y él les respondió: "A ustedes se les ha concedido conocer claramente los secretos del Reino de Dios; en cambio, a los demás, sólo en parábolas para que viendo no vean y oyendo no entiendan. La parábola significa esto: la semilla es la palabra de Dios. Lo que cayó en el camino representa a los que escuchan la palabra, pero luego viene el diablo y se la lleva de sus corazones, para que no crean ni se salven. Lo que cayó en terreno pedregoso representa a los que, al escuchar la palabra, la reciben con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba, fallan. Lo que cayó entre espinos representa a los que escuchan la palabra, pero con los afanes, riquezas y placeres de la vida, se van ahogando y no dan fruto. Lo que cayó en tierra buena representa a los que escuchan la palabra, la conservan en un corazón bueno y bien dispuesto, y dan fruto por su constancia".

Palabra del Señor.

 

 

Reflexión

h Hoy, Jesús nos habla de un sembrador que salió «a sembrar su simiente» y aquella simiente era precisamente «la Palabra de Dios». Pero «creciendo con ella los abrojos, la ahogaron».

Hay una gran variedad de abrojos. «Lo que cayó entre los abrojos, son los que han oído, pero a lo largo de su caminar son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y no llegan a madurez».

—Señor, ¿acaso soy yo culpable de tener preocupaciones? Ya quisiera no tenerlas, ¡pero me vienen por todas partes! No entiendo por qué han de privarme de tu Palabra, si no son pecado, ni vicio, ni defecto.

—¡Porque olvidas que Yo soy tu Padre y te dejas esclavizar por un mañana que no sabes si llegará!

«Si viviéramos con más confianza en la Providencia divina, seguros —¡con una firmísima fe! — de esta protección diaria que nunca nos falta, ¡cuántas preocupaciones o inquietudes nos ahorraríamos! Desaparecerían un montón de quimeras que, en boca de Jesús, son propias de paganos, de hombres mundanos, de las personas que son carentes de sentido sobrenatural (...). Yo quisiera grabar a fuego en su mente —nos dice san Josemaría— que tenemos todos los motivos para andar con optimismo en esta tierra, con el alma desasida del todo de tantas cosas que parecen imprescindibles, ¡puesto que su Padre sabe muy bien lo que necesitan!, y Él proveerá». Dijo David: «Pon tu destino en manos del Señor, y él te sostendrá». Así lo hizo san José cuando el Señor lo probó: reflexionó, consultó, oró, tomó una resolución y lo dejó todo en manos de Dios. Cuando vino el Ángel, no intentó despertarlo y le habló en sueños. En fin, «Yo no debo tener más preocupaciones que tu Gloria..., en una palabra, tu Amor» (San Josemaría).

 

 

Para la reflexión personal

 

En esta parábola se nos revelan los secretos del Reino de Dios a través de los destinos que tiene la semilla en la vida de las personas. El corazón de cada uno es el terreno donde se siembra esta semilla. Con el corazón en la mano podemos preguntarnos:

 

a)   ¿Qué aves se llevan de nuestro corazón el mensaje de Dios?

 

b)  ¿Qué pruebas son piedras para nosotros?

 

c)   ¿Qué cardos no dejan madurar la semilla?

 

d)  ¿Qué actitudes hacen posible que la semilla eche raíces, madure y dé fruto?

 

 

Medita la oración hecha canción.

 

https://cutt.ly/7Eih1Oc

 

 

ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

 

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

 

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria

 

 

Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.

Madre mía: sé que tu ayuda no me faltará para ser buen terreno y dar fruto.

Te pido ayuda también para ser un buen sembrador. Yo sé que las vocaciones al sacerdocio, a la vida consagrada, y a todas las diversas formas de entregarse a Dios dependen en buena parte de que haya verdaderos sacerdotes, verdaderos formadores, que preparen esos corazones para estar bien dispuestos.

Amén.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

Padre José Luis Romero Landeros IJS

 

 

Referencias:

Espada de dos filos.

Mi vida en Xto.

La oración nuestra de cada día.

Jóvenes católicos.

Ocarm.

Rezandovoy

No hay comentarios.:

La vida pasa rápido

  Esta vida pasará rápido,  no pelees con la gente,  no critiques tanto tu cuerpo. No te quejes tanto. No pierdas el sueño por las facturas....