+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor, te agradezco
que hayas incorporado a la mujer a tu misión, a la construcción del Reino. En
medio de un contexto totalmente machista, Tú optaste a favor del feminismo de
una manera clara y contundente. No tuviste prejuicios contra ellas, las
defendiste del tabú de la sangre, las elevaste a la categoría de seres libres,
capaces de escuchar tu palabra, y sobre todo, siempre las miraste con la mirada
del corazón.
Del santo Evangelio según san Lucas 8, 1-3
En aquel tiempo, Jesús comenzó a recorrer ciudades y poblados predicando la buena nueva del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que habían sido libradas de espíritus malignos y curadas de varias enfermedades. Entre ellas iban María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, el administrador de Herodes; Susana y otras muchas, que los ayudaban con sus propios bienes.
Palabra del Señor.
Reflexión
h
Hoy, nos fijamos en el Evangelio en lo que
sería una jornada corriente de los tres años de vida pública de Jesús. San
Lucas nos lo narra con pocas palabras: «Jesús iba por ciudades y pueblos,
proclamando y anunciando la Buena Nueva». Es lo que contemplamos en el tercer
misterio de Luz del Santo Rosario.
Comentando este
misterio dice el Papa San Juan Pablo II: «Misterio de luz es la predicación con
la que Jesús anuncia la llegada del Reino de Dios e invita a la conversión,
perdonando los pecados de quien se acerca a Él con fe humilde, iniciando así el
misterio de misericordia que Él continuará ejerciendo hasta el fin del mundo,
especialmente a través del sacramento de la Reconciliación confiado a la
Iglesia».
Jesús continúa
pasando cerca de nosotros ofreciéndonos sus bienes sobrenaturales: cuando
hacemos oración, cuando leemos y meditamos el Evangelio para conocerlo y amarlo
más e imitar su vida, cuando recibimos algún sacramento, especialmente la
Eucaristía y la Penitencia, cuando nos dedicamos con esfuerzo y constancia al
trabajo de cada día, cuando tratamos con la familia, los amigos o los vecinos,
cuando ayudamos a aquella persona necesitada material o espiritualmente, cuando
descansamos o nos divertimos... En todas estas circunstancias podemos encontrar
a Jesús y seguirlo como aquellos doce y aquellas santas mujeres.
Pero, además, cada
uno de nosotros es llamado por Dios a ser también “Jesús que pasa”, para hablar
—con nuestras obras y nuestras palabras— a quienes tratamos acerca de la fe que
llena de sentido nuestra existencia, de la esperanza que nos mueve a seguir
adelante por los caminos de la vida fiados del Señor, y de la caridad que guía
todo nuestro actuar.
La primera en
seguir a Jesús y en “ser Jesús” es María. ¡Que Ella con su ejemplo y su
intercesión nos ayude!
Para la reflexión personal
Si miramos nuestro camino de seguimiento, ¿cuál es nuestra
experiencia de haber sido curados por Jesús?
a)
Además, las mujeres que iban con él también le servían. ¿Cómo es
nuestro servicio a favor del Reino?
b) ¿Qué otros servicios podemos prestar
a Jesús y a los hermanos?
c)
¿Qué bienes podríamos aportar?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.
Madre mía: tú te quieres
seguir mostrando madre con todos tus hijos, y lo haces no sólo a través de tu
poderosa intercesión en el cielo, sino a través de las madres en la tierra.
De manera especial
lo haces con tus hijos sacerdotes, tus predilectos, porque estamos configurados
con tu Hijo, y experimentaste fuertemente, al pie de la Cruz, la necesidad que
tiene un hijo de la presencia de su madre, cuando Dios pide una entrega total.
Por eso quieres que
haya muchas mujeres con corazón de madre que sigan tu modelo, y puedan servir a
tus Cristos, ayudándonos a cumplir con nuestra misión.
Cuando se habla de
la importancia del papel de la mujer en la Iglesia no se puede omitir la
maternidad espiritual para sacerdotes, que es una misión única y necesaria, que
sólo ellas pueden cumplir, asegurando tu continua presencia entre nosotros.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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