jueves, 19 de septiembre de 2019

Jesús, los 12 y las mujeres.


+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Señor, te agradezco la oportunidad que me das, de ponerme un día más en tu presencia. Te ruego Señor, con un corazón dispuesto a acogerte, que me ayudes a profundizar en tu palabra, en tu verdad y que también me permitas siempre, vivir cumpliendo con alegría tu Plan. Amén.


Del santo Evangelio según san Lucas: 8, 1-3

En aquel tiempo, Jesús comenzó a recorrer ciudades y poblados predicando la buena nueva del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que habían sido libradas de espíritus malignos y curadas de varias enfermedades. 
Entre ellas iban María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, el administrador de Herodes; Susana y otras muchas, que los ayudaban con sus propios bienes.

Palabra del Señor.



Salía con ellos a predicar.

1) Recorría: Hoy tenemos que ser cristianos inquietos. No podemos seguir organizando reuniones tras reuniones. Hay que salir a la calle, buscar a ese hermano que te necesita. A cuantos pueden aconsejar y ayudar. Dejemos de calentar asientos y salgamos a mostrar el amor de Dios. JESÚS NO SE QUEDABA QUIETO, era callejero. Hay que callejear, buscar al hermano. Hoy tenemos que ser una iglesia en salida y que da vida.

2) Los 12: Los muchachos seguían a Jesús. Es esa la escuela de Jesús, es estar con él. Se aprende a evangelizar estando con él. El camino de discípulo es eso: pasar momentos con Jesús para luego imitarlo cuando tú salgas a anunciarlo. Jesús va con los muchachos y muestra así que somos una comunidad, que salimos juntos; que vamos juntos y para el mismo lado. Hoy se necesita que demos fuertemente testimonio de comunión.

3) Las mujeres: Quiero aprovechar este momento para agradecer a cada mujer que trabaja por la obra de Dios. Quiero agradecerte a ti por llevar a Jesús incluso cuando no se te valora el trabajo que haces, incluso cuando se te burlan. Gracias por este testimonio que nos das. Gracias de corazón, porque, como esas mujeres que siguieron a Jesús, hoy tú marcas la historia y tú con Jesús haces historia. Gracias por llevar a Jesús. Gracias por ser una mujer con todas las letras y enamorada de Jesús. Gracias por tu servicio en la Iglesia.



Pidámosle a María que nos ayude a vivir la vida rezando esta oración:

Madre del Redentor, Virgen fecunda
puerta del Cielo 
siempre abierta,
estrella del mar
ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.
Ante la admiración 
de cielo y tierra,
engendraste a tu Santo Creador,
y permaneces siempre Virgen,
recibe el saludo del ángel Gabriel
y ten piedad de nosotros pecadores.

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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