jueves, 31 de octubre de 2019

Bendito sea yo, si de verdad te sigo, Señor.


+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Buen Jesús, hoy nuevamente me pongo en tu presencia, porque tengo un gran anhelo de encontrarme contigo. Sé que la amistad hay que construirla día a día, así como la construyeron todos los Santos que están en tu presencia. Ayúdame a que esta oración me ayude a conocerte más, para poder seguirte cada vez más fielmente.

Del santo Evangelio según san Mateo 5, 1-12

En aquel tiempo, cuando Jesús vio a la muchedumbre, subió al monte y se sentó. Entonces se le acercaron sus discípulos. Enseguida comenzó a enseñarles, y les dijo: 
Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos los que lloran, porque serán consolados.
Dichosos los sufridos, porque heredarán la tierra.
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Dichosos los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz, porque se les llamará hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía.
Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos".
Palabra del Señor.


Reflexión
Hoy celebramos la Solemnidad de Todos los Santos y en ella conmemoramos a todos nuestros hermanos en la fe que han alcanzado la gloria del Cielo, la plenitud de la dicha a la cual todos caminamos y que Jesús nos promete en su Evangelio.
Leemos hoy las Bienaventuranzas. En ellas Jesús habla a sus discípulos, a los que estaban ahí en el Monte y a los discípulos de todos los tiempos, por ello, nos habla también a nosotros. En las Bienaventuranzas Jesús nos propone el camino, el estilo de vida que nos llevará a la dicha ya aquí en la tierra y a la plenitud en el Cielo, como la viven los santos que hoy celebramos.

El primer grito va dirigido a los pobres: “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”. El lector queda desorientado: ¿cómo es posible que los pobres puedan ser felices? El pobre en la Biblia es aquel que se vacía de sí mismo y sobre todo renuncia a la presunción de construir su presente y futuro de modo autónomo, para dejar, por el contrario, más espacio y atención al proyecto de Dios y a su Palabra. El pobre, siempre en sentido bíblico, no es un hombre cerrado en sí mismo, miserable, sino que nutre una apertura a Dios y a los demás. Dios representa toda su riqueza. Podríamos decir con Santa Teresa de Ávila: felices son los que hacen la experiencia del “¡Sólo Dios basta!”.

La mansedumbre es una actitud, hoy, poco popular. Incluso para muchos tiene una connotación negativa y se entiende como debilidad o por aquella imperturbabilidad de quien sabe controlar por cálculo la propia emotividad. ¿Cuál es el significado de “mansos” en la Biblia? Los mansos se perfilan como personas que gozan de una gran paz

“Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados”. Se puede llorar por un gran dolor o sufrimiento. Tal estado de ánimo subraya que se trata de una situación grave, aunque no se indiquen los motivos para identificar la causa. Queriendo identificar hoy la identidad de estos “afligidos” se podría pensar en todos los cristianos que desean con vehemencia la llegada del Reino y sufren por tantas cosas negativas en la Iglesia; al contrario de preocuparse de la santidad, la Iglesia presenta divisiones y heridas. Pueden ser también aquellos que están afligidos por sus propios pecados e inconsistencias y que, en algún modo, vuelven al camino de la conversión. A estas personas sólo Dios puede llevarles la novedad de la “consolación”.

Para la reflexión personal

a)   ¿Sé aceptar aquellos pequeños signos de pobreza que a mí me suceden? Por ejemplo, ¿la pobreza de la salud, las pequeñas indisposiciones? ¿Tengo grandes pretensiones?
b)   ¿Sé aceptar cualquier aspecto de mi pobreza y fragilidad?
c)   Inspirado por el mensaje de Jesús sobre la mansedumbre ¿sé renunciar a la violencia, a la venganza, al espíritu de revancha?
d)   ¿Sé cultivar, en familia y en mi puesto de trabajo, un espíritu de dulzura, de mansedumbre y de paz?
e)   ¿Respondo con el mal a las pequeñas ofensas, a las insinuaciones, a las alusiones ofensivas?
f)     ¿Sé estar atento con los débiles, que son incapaces de defenderse? ¿Soy paciente con los ancianos?

Medita la oración hecha canción.

https://n9.cl/j7ls



ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!

Bendito el que viene en el nombre del Señor.
Espíritu Santo danos fortaleza para acoger la Palabra de Dios con valentía y vivir conforme a ella, ser Profeta, con valentía siempre en salida.

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria


Pidámosle a María su maternal ayuda.

María, Madre de Jesús y Madre mía,
en este día,
yo, pequeño hijo tuyo,
me consagro totalmente a Ti
para vivir una vida santa:
para ser tu pequeño siervo,
para que tú, dulce Madre,
puedas contar siempre conmigo
y pueda ayudarte a llevar a término en mí
el designo de amor
que el Padre tiene sobre cada uno de nosotros.
Amén.

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.



Padre José Luis Romero Landeros IJS

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