viernes, 29 de noviembre de 2019

Fíjate, Señor, en mí.


+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Buen Jesús, te agradezco por este momento que tengo para estar contigo. Te pido, Buen Señor, que tu palabra ilumine mi interior para que así, pueda ser cada vez un cristiano más coherente y más fiel a su Señor.

Hago en silencio un breve examen de conciencia.

Señor, soy frágil y pecador. Te pido perdón por todos mis pecados y te ruego que me des tu gracia y fortaleza para ponerme de pie y no pecar más contra Ti.

Del santo Evangelio según san Lucas 21, 29-33

En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos esta comparación: "Fíjense en la higuera y en los demás árboles. Cuando ven que empiezan a dar fruto, saben que ya está cerca el verano. Así también, cuando vean que suceden las cosas que les he dicho, sepan que el Reino de Dios está cerca. Yo les aseguro que antes de que esta generación muera, todo esto se cumplirá. Podrán dejar de existir el cielo y la tierra, pero mis palabras no dejarán de cumplirse".
Palabra del Señor.

Reflexión

Fíjense en la higuera... fíjate en la vida, en tu vida, en la vida de las personas cercanas... fíjate en tu grupo de fe, en tu parroquia, en la iglesia... fíjate en tu familia, en tu pueblo o ciudad, en el mundo. Jesús era un gran observador. Ver, mirar, fijarse, contemplar... ¡qué fácil es y qué poco lo hacemos! Podemos pedir a Dios que nos conceda ser personas con vista, con una mirada profunda.
La mirada de Jesús no se detenía únicamente en el cielo, más bien sabía ver el cielo en la tierra. Descubría al Padre en la historia de su pueblo, en el corazón de las personas...
Tenemos que aprender a mirar al estilo de Dios. Dios, que es bueno, que es Amor, mira todo con bondad y amor. En la Creación, el libro del Génesis repite: “y vio Dios que era bueno" (Gn 1,4.10...). Y el Evangelio nos cuenta que Jesús “fijando en él (joven rico) su mirada, le amó" (Mc 10,21). Si no miramos con amor, no descubriremos al Dios-Amor en la vida, en la historia.

Para la reflexión personal

a)   ¿Nos enteramos de las cosas que suceden en nuestro mundo y en nosotros mismos?

b)   ¿Cuál es la mirada que sentimos de Dios?

c)   ¿Cuál es la mirada que tengo para el mundo?

Medita la oración hecha canción.


ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!

Señor, dichosos los que moran en tu casa
y pueden alabarte siempre;
dichoso el que saca de ti fuerzas
cuando piensa en las subidas. (Sal 84,5-6)

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria


Pidámosle a María su maternal ayuda.

Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
líbranos de todo peligro,
¡oh Virgen gloriosa y bendita!
Amén.


+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.



Padre José Luis Romero Landeros IJS

jueves, 28 de noviembre de 2019

Confío, Señor en tus palabras.


+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Señor Jesús, tengo un gran deseo de tener un diálogo íntimo contigo. Quisiera ponerme en tu presencia y escuchar lo que quieres decirme en este día, acrecentar nuestra amistad y conocerte cada vez más. Aquí me encuentro Señor dispuesto a vivir según tu Palabra.

Hago en silencio un breve examen de conciencia.

Sé que mi vida muchas veces no corresponde a mi deseo de seguirte y que he dejado entrar el pecado en mi vida. Te quiero decir que esto me duele enormemente y no quisiera ofenderte ni una vez más. Confió firmemente en tu misericordia que siempre me perdona y me permite empezar de nuevo.

Del santo Evangelio según san Lucas 21, 20-25

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando vean a Jerusalén sitiada por un ejército, sepan que se aproxima su destrucción. Entonces, los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en la ciudad, que se alejen de ella; los que estén en el campo, que no vuelvan a la ciudad; porque esos días serán de castigo para que se cumpla todo lo que está escrito.
¡Pobres de las que estén embarazadas y de las que estén criando en aquellos días! Porque vendrá una gran calamidad sobre el país y el castigo de Dios se descargará contra este pueblo. Caerán al filo de la espada, serán llevados cautivos a todas las naciones y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que se cumpla el plazo que Dios les ha señalado.
Habrá señales prodigiosas en el sol, en la luna y en las estrellas. En la tierra las naciones se llenarán de angustia y de miedo por el estruendo de las olas del mar; la gente se morirá de terror y de angustiosa espera por las cosas que vendrán sobre el mundo, pues hasta las estrellas se bambolearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube, con gran poder y majestad. Cuando estas cosas comiencen a suceder, pongan atención y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación".
Palabra del Señor.

Reflexión

Otra vez Jesús utiliza un lenguaje simbólico, difícil de comprender para nosotros. El panorama que dibuja es desolador: destrucción, venganza, signos en los astros... Sin embargo, a pesar de todo, las últimas palabras de Jesús son esperanzadoras: “levanten, alcen la cabeza, se acerca su liberación". Aunque a veces no lo parezca, hasta en las situaciones más dolorosas, Dios está presente y busca nuestra liberación, nuestra felicidad.
Podemos pensar en situaciones difíciles que hemos vivido. Y recordar cómo a pesar de todas las apariencias negativas, Dios se ha hecho paso y nos ha ido salvando poco a poco. Damos gracias. Si no hemos descubierto la presencia de Dios en los momentos dolorosos de la vida, le pedimos que nos conceda luz para saber descubrirlo.
Dios nos pone a veces en camino de personas que sufren mucho, que no tienen un futuro esperanzador. Y nos pide que les ayudemos a levantarse, a caminar, a disfrutar de la salvación (del amor de Dios y de los hermanos).

Para la reflexión personal

a)   Persecución de las comunidades. Destrucción de Jerusalén. Desesperación. Ante los acontecimientos que hoy hacen sufrir a la gente ¿me desespero?

b)   ¿Cuál es la fuente de mi esperanza?

c)   Hijo de Hombre es el título que Jesús gustaba usar. Él quería humanizar la vida. Cuanto más humano, más divino, decía el Papa León Magno.

d)   En mi relación con los demás, ¿soy humano?

Medita la oración hecha canción.


ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!

Gracias Señor, porque por encima de todas las vicisitudes de nuestra zarandeada historia, nos abre, la puerta definitiva de tu amor, difundido como semilla en nosotros. Aumenta nuestra fe y fortalece nuestra esperanza para que nuestra espera no sea pasiva, sino que mientras caminamos hacia la plenitud del Reino, que ya ha despuntado entre nosotros con tu Encarnación, colaboremos, bajo la acción del Espíritu Santo, en su construcción y extensión. Amén.

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria


Pidámosle a María su maternal ayuda.

Dulzura de los ángeles, alegría de los afligidos,
abogada de los cristianos, Virgen madre del Señor, protégeme y sálvame de los sufrimientos eternos.
María, purísimo incensario de oro, que ha contenido a la Trinidad excelsa; en ti se ha complacido el Padre, ha habitado el Hijo, y el Espíritu Santo, que cubriéndote con su sombra, Virgen, te ha hecho madre de Dios.
Nosotros nos alegramos en ti,
tú eres nuestra defensa ante Dios.
Extiende tu mano invencible y aplasta a nuestros enemigos.
Manda a tus siervos el socorro del cielo.
Amén.


+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.



Padre José Luis Romero Landeros IJS

lunes, 25 de noviembre de 2019

¿Es el fin, Señor?


+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Jesús, creo profundamente en Ti y sé que eres la luz que ilumina mi existir. Te pido al iniciar esta oración, que acompañes siempre mis pasos, para que caminando seguro a tu lado, sepa escoger siempre el camino que lleva a la vida verdadera.

Hago en silencio un breve examen de conciencia.

Soy consciente también Buen Jesús de mis pecados y faltas de amor. A veces escojo mal y tomó el rumbo de la oscuridad del pecado. Te pido perdón de corazón porque confío en tu amor misericordioso, sé que siempre estás dispuesto al perdón y a ayudarme a levantarme cada vez que caigo.

Del santo Evangelio según san Lucas 21, 5-11

En aquel tiempo, como algunos ponderaban la solidez de la construcción del templo y la belleza de las ofrendas votivas que lo adornaban, Jesús dijo: "Días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra de todo esto que están admirando; todo será destruido".
Entonces le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo va a ocurrir esto y cuál será la señal de que ya está a punto de suceder?"
Él les respondió: "Cuídense de que nadie los engañe, porque muchos vendrán usurpando mi nombre y dirán: ‘Yo soy el Mesías. El tiempo ha llegado’. Pero no les hagan caso. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, que no los domine el pánico, porque eso tiene que acontecer, pero todavía no es el fin".
Luego les dijo: "Se levantará una nación contra otra y un reino contra otro. En diferentes lugares habrá grandes terremotos, epidemias y hambre, y aparecerán en el cielo señales prodigiosas y terribles".
Palabra del Señor.

Reflexión

Las viudas de aquel tiempo normalmente eran pobres de solemnidad y estaban totalmente desprotegidas. Sin embargo, echó todo lo que tenía para vivir. Los cristianos estamos llamados a compartirlo todo, a dar incluso la vida. Pero en la realidad cada uno conocerá sus razones particulares, pero hay dos que nos afectan a casi todos.
Por un lado, confiamos poco en Dios.
Si confiáramos más en Dios, no nos apoyaríamos tanto en las seguridades materiales. Por otro, somos poco conscientes de todo lo que Dios ha compartido con nosotros, de todo lo que Dios cada día nos regala. “Todo lo mío es tuyo" dice el padre de la parábola del hijo pródigo, nos dice Dios a cada uno (Lc 15,32). Si fuéramos fuésemos más conscientes, compartir no sería un castigo, sería una necesidad que nace de un corazón agradecido.

Para la reflexión personal

a)   ¿cuánto tiempo, cuánto dinero, cuanta vida compartimos?

b)   ¿No se nos habrá pegado demasiado el polvo de la sociedad individualista y consumista en la que vivimos.

c)   ¿Por qué nos cuesta tanto compartir?

Medita la oración hecha canción.


ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!

Señor que no esté yo distraído, ni deslumbrado. Ayúdame a descubrirte en cada acontecimiento, y en todo lo que permites en cada uno de mis días. Regálame la sensibilidad para descubrirte y el compromiso para permanecer unido a Ti, haciendo caso omiso a las voces que quieran seducirme y apartarme. Amén.

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria


Pidámosle a María su maternal ayuda.

Señora, tú te encuentras en la encrucijada de todos mis caminos;
camina conmigo las horas que me quedan.
Enséñame a vivir con ánimo transparente, guarda mi corazón limpio de toda falta.
Enséñame a hacer el don total de mí mismo a Cristo Jesús,
sin cálculos, sin rodeos,
sin reparos burdos o sutiles,
sin espíritu ventajista.
Enséñame el significado fresco y limpio del servicio.
Amén.


+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.



Padre José Luis Romero Landeros IJS

Cuanto te doy, Señor?


+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Señor, me pongo en tu presencia para pedirte que aumentes mi fe y pueda así profundizar en tu Palabra de Vida, y para que esta oración me permita entrar en comunión de amor contigo.

Hago en silencio un breve examen de conciencia.

Señor, Dios de Amor y Misericordia, reconozco mi debilidad y te pido perdón por mis pecados. Me acojo a tu bondad y te ruego me concedas la gracia que me permita avanzar en mi camino de conversión personal.

Del santo Evangelio según san Lucas 21, 1-4

En aquel tiempo, levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que echaban sus donativos en las alcancías del templo. Vio también a una viuda pobre, que echaba allí dos moneditas, y dijo: "Yo les aseguro que esa pobre viuda ha dado más que todos. Porque éstos dan a Dios de lo que les sobra; pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir".
Palabra del Señor.

Reflexión

Las viudas de aquel tiempo normalmente eran pobres de solemnidad y estaban totalmente desprotegidas. Sin embargo, echó todo lo que tenía para vivir. Los cristianos estamos llamados a compartirlo todo, a dar incluso la vida. Pero en la realidad cada uno conocerá sus razones particulares, pero hay dos que nos afectan a casi todos.
Por un lado, confiamos poco en Dios.
Si confiáramos más en Dios, no nos apoyaríamos tanto en las seguridades materiales. Por otro, somos poco conscientes de todo lo que Dios ha compartido con nosotros, de todo lo que Dios cada día nos regala. “Todo lo mío es tuyo" dice el padre de la parábola del hijo pródigo, nos dice Dios a cada uno (Lc 15,32). Si fuéramos fuésemos más conscientes, compartir no sería un castigo, sería una necesidad que nace de un corazón agradecido.

Para la reflexión personal

a)   ¿cuánto tiempo, cuánto dinero, cuanta vida compartimos?

b)   ¿No se nos habrá pegado demasiado el polvo de la sociedad individualista y consumista en la que vivimos.

c)   ¿Por qué nos cuesta tanto compartir?

Medita la oración hecha canción.


ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!

Padre de bondad de y misericordia te doy gracias por un nuevo día mas de vida que me regalas, gracias por este mensaje que me has regalado el día de hoy, porque a la luz de él he recordado cuál es el significado de darlo todo hacia ti Padre, y que como hijo y seguidor de tu hijo, estoy llamado a darlo todo y no lo que me sobra, dame la fortaleza física y espiritual, que necesito para poder darte todo de mi Señor.
Amén

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria


Pidámosle a María su maternal ayuda.

María, Virgen de los Pobres, Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es Dios, nuestro Padre, que te ha enviado a nosotros.
Lo que tú has sido siempre para nosotros lo sigues siendo y lo serás siempre para aquellos que, como nosotros y aún mejor que nosotros, te ofrecen su fe y su oración.
Tú serás para nosotros lo que has revelado: La Mediadora de todas las gracias, la Madre del Salvador, Madre de Dios, la Madre compasiva y poderosa que ama a los pobres y a todos los hombres, que alivia el sufrimiento, que salva a los individuos y a las sociedades, la Reina y la Madre de todas las naciones, que ha venido a nosotros para conducir a los que se dejan guiar por ti hacia Jesús verdadera y única Fuente de la vida eterna.
Amén

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.



Padre José Luis Romero Landeros IJS

domingo, 24 de noviembre de 2019

Acuérdate de mí, Señor, en tu Reino.


+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Te pido Señor que me ilumines con la presencia de tu Espíritu Santo en este espacio de encuentro con tu palabra. Que pueda abrir mi mente y mi corazón a tu palabra y pueda encontrar en ella luces para mi caminar.

Hago en silencio un breve examen de conciencia.

Perdóname Señor por todos los momentos en que me quedo centrado en mí mismo y me olvido de mirarte. Sé que tu amor es más fuerte y que con tu misericordia me ayudas a levantarme una y otra vez de cada caída.

Del santo Evangelio según san Lucas 23, 35-43

Cuando Jesús estaba ya crucificado, las autoridades le hacían muecas, diciendo: "A otros ha salvado; que se salve así mismo, si él es el Mesías de Dios, el elegido".
También los soldados se burlaban de Jesús, y acercándose a él, le ofrecían vinagre y le decían: "Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo". Había, en efecto, sobre la cruz, un letrero en griego, latín y hebreo, que decía: "Éste es el rey de los judíos".
Uno de los malhechores crucificados insultaba a Jesús, diciéndole: "Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y a nosotros". Pero el otro le reclamaba, indignado: "¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Nosotros justamente recibimos el pago de lo que hicimos. Pero éste ningún mal ha hecho". Y le decía a Jesús: "Señor, cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí". Jesús le respondió: "Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso".
Palabra del Señor.

Reflexión

Hoy, el Evangelio nos hace elevar los ojos hacia la cruz donde Cristo agoniza en el Calvario. Ahí vemos al Buen Pastor que da la vida por las ovejas. Y, encima de todo hay un letrero en el que se lee: «Éste es el Rey de los judíos» (Lc 23,38). Este que sufre horrorosamente y que está tan desfigurado en su rostro, ¿es el Rey? ¿Es posible? Lo comprende perfectamente el buen ladrón, uno de los dos ajusticiados a un lado y otro de Jesús. Le dice con fe suplicante: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino» (Lc 23,42). La respuesta de Jesús es consoladora y cierta: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso» (Lc 23,43).
Sí, confesemos que Jesús es Rey. “Rey” con mayúscula. Nadie estará nunca a la altura de su realeza. El Reino de Jesús no es de este mundo. Es un Reino en el que se entra por la conversión cristiana. Un Reino de verdad y de vida, Reino de santidad y de gracia, Reino de justicia, de amor y de paz. Un Reino que sale de la Sangre y el agua que brotaron del costado de Jesucristo.
El Reino de Dios fue un tema primordial en la predicación del Señor. No cesaba de invitar a todos a entrar en él. Un día, en el Sermón de la montaña, proclamó bienaventurados a los pobres en el espíritu, porque ellos son los que poseerán el Reino.
Orígenes, comentando la sentencia de Jesús «El Reino de Dios ya está entre vosotros» (Lc 17,21), explica que quien suplica que el Reino de Dios venga, lo pide rectamente de aquel Reino de Dios que tiene dentro de él, para que nazca, fructifique y madure. Añade que «el Reino de Dios que hay dentro de nosotros, si avanzamos continuamente, llegará a su plenitud cuando se haya cumplido aquello que dice el Apóstol: que Cristo, una vez sometidos quienes le son enemigos, pondrá el Reino en manos de Dios el Padre, y así Dios será todo en todos». El escritor exhorta a que digamos siempre «Sea santificado tu nombre, venga a nosotros tu Reino».
Vivamos ya ahora el Reino con la santidad, y demos testimonio de él con la caridad que autentifica a la fe y a la esperanza.

Para la reflexión personal

a)   ¿Qué corona es esa que te adorna, que por joyas tiene espinas?

b)   ¿Qué trono de árbol te tiene clavado?

c)   ¿Qué corte te acompaña, poblada de plañideras y fracasados?

d)   ¿Dónde está tu poder?

e)   ¿Por qué no hay manto real que envuelva tu desnudez?

f)     ¿Dónde está tu pueblo?

Medita la oración hecha canción.


ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!

¡Oh Cristo, Tú eres mi Rey!
Dame un corazón caballeroso para contigo.
Magnánimo en mi vida: escogiendo todo cuanto sube hacia arriba, no lo que se arrastra hacia abajo.
Magnánimo en mi trabajo: viendo en él no una carga que se me impone, sino la misión que Tú me confías.
Magnánimo en el sufrimiento: verdadero soldado tuyo ante mi cruz, verdadero Cireneo para las cruces de los demás.
Magnánimo con el mundo: perdonando sus pequeñeces, pero no cediendo en nada a sus máximas.
Magnánimo con los hombres: leal con todos, más sacrificado por los humildes y por los pequeños, celoso por arrastrar hacia Ti a todos los que me aman.
Magnánimo con mis superiores: viendo en su autoridad la belleza de tu Rostro, que me fascina.
Magnánimo conmigo mismo: jamás replegado sobre mí, siempre apoyado en Ti.
Magnánimo contigo: Oh Cristo Rey: orgulloso de vivir para servirte, dichoso de morir, para perderme en Ti.

Amén

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria


Pidámosle a María su maternal ayuda.

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.

Dios te salve.

A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva,
a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora Abogada Nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.



Padre José Luis Romero Landeros IJS

viernes, 22 de noviembre de 2019

Creo en la Resurrección de los muertos. Creo en ti, Señor.

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Te pido Señor que me ilumines con la presencia de tu Espíritu Santo en este espacio de encuentro con tu palabra. Que pueda abrir mi mente y mi corazón a tu palabra y pueda encontrar en ella luces para mi caminar.

Hago en silencio un breve examen de conciencia.

Perdóname Señor por todos los momentos en que me quedo centrado en mí mismo y me olvido de mirarte. Sé que tu amor es más fuerte y que con tu misericordia me ayudas a levantarme una y otra vez de cada caída.

Del santo Evangelio según san Lucas 20, 27-40

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús algunos saduceos. Como los saduceos niegan la resurrección de los muertos, le preguntaron: "Maestro, Moisés nos dejó escrito que si alguno tiene un hermano casado que muere sin haber tenido hijos, se case con la viuda para dar descendencia a su hermano. Hubo una vez siete hermanos, el mayor de los cuales se casó y murió sin dejar hijos. El segundo, el tercero y los demás, hasta el séptimo, tomaron por esposa a la viuda y todos murieron sin dejar sucesión. Por fin murió también la viuda. Ahora bien, cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será esposa la mujer, pues los siete estuvieron casados con ella?"
Jesús les dijo: "En esta vida, hombres y mujeres se casan, pero en la vida futura, los que sean juzgados dignos de ella y de la resurrección de los muertos, no se casarán ni podrán ya morir, porque serán como los ángeles e hijos de Dios, pues Él los habrá resucitado.
Y que los muertos resucitan, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob. Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para Él todos viven".
Entonces, unos escribas le dijeron: "Maestro, has hablado bien". Y a partir de ese momento ya no se atrevieron a preguntarle nada.
Palabra del Señor.

Reflexión

«Todo el que vive y cree en Mí, no morirá jamás» nos dice el Señor Jesús. Ahí está la clave. Vivir en Cristo; creer en Cristo. Sumergirnos en su Muerte —muriendo a todo lo que nos aleja del Evangelio— para ser elevados por su Resurrección a ser hijos de Dios. Esa es la dinámica de la vida cristiana que nos va haciendo crecer, por acción del Espíritu de Amor, en una relación personal y vivificante con el Señor Jesús. “Entender las Escrituras y el poder de Dios” significa procurar recorrer cotidianamente el camino de la fe, confiando en las promesas del Señor y buscando siempre la guía de nuestra Madre María. Significa también que las decisiones que tomamos en la vida, la orientación que le damos a nuestra existencia no pueden estar al margen de la consideración de “la otra vida”, y de lo que Jesús nos enseña al respecto. Recordemos, lo que el Señor nos invita a vivir es un camino, y como todo camino tiene un final que es el encuentro definitivo con Él. ¿Cómo podemos avanzar sin considerar seriamente ese final que, por lo demás, es el comienzo de la eternidad?

Para la reflexión personal

a)   ¿Te agobian cosas que aún no han pasado?

b)   ¿Un futuro que no ha llegado? Eso nos descuida el vivir nuestro HOY.

c)   Dios es un Dios de vivos y no de muertos. Es normal sentir dolor ante la partida de un ser querido, pero ¿Quién ha muerto?

d)   Ellos ¿O nuestra fe en la resurrección?

e)   La Salvación y la Resurrección. Por un lado tenemos la promesa y por el otro la recompensa, no descuidemos nuestro presente por pensar en un futuro que depende del ahora.

Medita la oración hecha canción.


ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!

Dios no es un Dios de muertos. Si Dios es Dios de estos, están vivos. Quien está inscrito en el nombre de Dios participa de la vida de Dios, vive. Creer es estar inscritos en el nombre de Dios. Y así estamos vivos. Quien pertenece al nombre de Dios no es un muerto, pertenece al Dios vivo. En este sentido deberíamos entender el dinamismo de la fe, que es inscribir nuestro nombre en el nombre de Dios y así entrar en la vida.
Amén

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria


Pidámosle a María su maternal ayuda.

Salve, Reina de los Cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.

Alégrate, Virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
Amén

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.



Padre José Luis Romero Landeros IJS

La vida pasa rápido

  Esta vida pasará rápido,  no pelees con la gente,  no critiques tanto tu cuerpo. No te quejes tanto. No pierdas el sueño por las facturas....