+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Jesús,
te agradezco por tener este momento de oración. Tú sales siempre a mi encuentro
y buscas acercarme a tu Corazón. Ayúdame a que durante esta oración te abra mi
mente y mi corazón, para que tu palabra me ayude a responder cada vez con más
ardor y coherencia a tu amor.
Del santo Evangelio según san Mateo 4, 1-11
En
aquel tiempo, Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto, para ser tentado
por el demonio. Pasó cuarenta días y cuarenta noches sin comer y, al final,
tuvo hambre. Entonces se le acercó el tentador y le dijo: "Si tú eres el
Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes". Jesús le
respondió: "Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino también de
toda palabra que sale de la boca de Dios".
Entonces
el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en la parte más alta del templo y
le dijo: "Si eres el Hijo de Dios, échate para abajo, porque está escrito:
Mandará a sus ángeles que te cuiden y ellos te tomarán en sus manos, para que
no tropiece tu pie en piedra alguna". Jesús le contestó: "También
está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios".
Luego
lo llevó el diablo a un monte muy alto y desde ahí le hizo ver la grandeza de
todos los reinos del mundo y le dijo: "Te daré todo esto, si te postras y
me adoras". Pero Jesús le replicó: "Retírate, Satanás, porque está
escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él sólo servirás". Entonces lo
dejó el diablo y se acercaron los ángeles para servirle.
Palabra del Señor.
Reflexión
Jesús,
después de la experiencia del Bautismo en el Jordán, lleno del Espíritu Santo,
se deja guiar por Él. Y sorprendentemente, el Espíritu lo lleva al desierto,
donde Jesús se encuentra consigo mismo, sin ningún privilegio, con la
profundidad de su ser humano, y vive la tentación. El Espíritu no le hace
esquivar las tentaciones, le da fuerza para superarlas.
Las
tres tentaciones de Jesús, buscar soluciones mágicas a las necesidades básicas,
el poder, y el éxito, sintetizan todas las tentaciones de la persona humana.
Las
tentaciones no son algo que se pase una vez en la vida sino una realidad
continua en nuestra existencia. Cristiano no es el que no tiene tentaciones, o
vive como si no las tuviera, sino el que siguiendo el ejemplo de Jesús las
descubre en toda su profundidad y las combate y supera cada día con la fuerza
del Espíritu.
Para la reflexión
personal
a) ¿Cuáles son tus tentaciones?
b)
¿Las conoces?
c)
¿Te conoces?
d)
¿Las aceptas?
e)
¿Las rechazas?
f) ¿Las
evitas, o facilitas la ocasión para que la
tentación se convierta para ti en pecado?
g) ¿Reconoces
tu debilidad y luchas, o pretendes ser
tan fuerte y tu soberbia te vence?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN:
¿Qué le digo a Dios?
Orar, es
responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!
Gracias Señor por tu Palabra Salvadora.
Gracias porque nos invitas a reconocer las
tentaciones y a no tener miedo a tus planes.
Gracias porque nos invitas a conocer tus
planes, a tener tu Palabra para cada ocasión.
Gracias porque nos recuerdas que Tú también
fuiste tentado, pero lo superaste.
Te pido que me des la gracia de que cada vez
que yo sea tentado pueda encontrar en la Biblia la respuesta adecuada y tenga
la valentía para cumplir lo que me pide.
Reza un Padre Nuestro, un Ave
María y un Gloria
Pidámosle a María, nuestra Madre,
su maternal ayuda.
Madre mía: yo sé que el demonio
no puede nada contra ti. Bajo tu amparo nos acogemos.
A ti te escogió Dios para ser la
Madre de su Hijo, no sólo para que lo engendraras y fuera el fruto bendito de
tu vientre, sino para que cumplieras con Él el oficio de toda madre, para
cuidarlo y protegerlo, y también para ayudarlo a vencer las tentaciones, a las
que se sometió como verdadero hombre.
Y Jesús quiso que fueras también
madre nuestra, sabiendo que íbamos a necesitar esa misma ayuda, y tu protección
es omnipotente. Así podremos vencer todas las batallas, cumpliendo siempre y en
todo la voluntad de Dios.
Consíguenos la humildad para
reconocer nuestra fragilidad, y la valentía para huir con prontitud de las
insidias del enemigo.
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS