+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor
Jesús, te reconozco como mi Maestro. Tú enseñas con autoridad porque eres todo
amor y verdad. Ayúdame a saber escucharte en este momento de oración y a poner
mi confianza en Ti.
Hago en silencio un breve examen de conciencia.
Te
pido perdón, Señor, por mis pecados. Ayúdame a confiar en tu amor
misericordioso que siempre perdona a quien en verdad se arrepiente, y que así
pueda renovarme en la lucha por alcanzar la santidad.
Del santo Evangelio según san Lucas 9, 22-25
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por
los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la
muerte y que resucite al tercer día".
Luego, dirigiéndose a la multitud, les dijo;
"Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su
cruz de cada día y me siga.
Pues el que quiera conservar para sí mismo su
vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la encontrará. En
efecto, ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo
o se destruye?"
Palabra del Señor.
Reflexión
El
verbo triunfar no existe en el Evangelio. Jesús no recorre un camino de éxito
humano, si no un camino de rechazo, de sufrimiento, de muerte. Y nos invita a
seguirlo, a caminar a su lado: “en pos de mi”.
Jesús
no es un masoquista, no busca el sufrimiento, no se fabrica la cruz ni se la
pone encima. Jesús asume la cruz que le toca desde la experiencia del amor del
Padre.
Jesús
no nos invita a sufrir, nos invita a seguirlo, y para ello hay que cargar con
nuestra cruz, no con la que me gustaría o la que masoquistamente me fabrico,
sino con la que me toca. Ese camino de seguimiento pasa por el dolor pero lleva
a la Vida que no se acaba, a la felicidad auténtica, profunda y verdadera; ese
camino me lleva a ganarme a mí mismo a ser y a vivir como Hijo de Dios.
Para la reflexión
personal
a) ¿Cuál
es en esta cuaresma mi verdadera cruz?
b) ¿Con
qué actitudes la asumo y la llevo?
c) ¿Me
siento acompañado y sostenido por Jesús y unido a las demás personas con sus
cruces?
Medita
la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar, es
responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!
Jesucristo, hoy he
aprendido que debo llevar la cruz “cada día”. En este día que comienza quiero
aceptar todo lo que tenga de negativo, de limitado o adverso. Es una manera de
llevar la cruz. Y para que ésta no se me haga demasiado difícil, voy a recordar
que Tú la llevaste primero, mucho más grande y pesada, y la llevaste por amor.
Así quedaba todavía más claro el inmenso amor que nos tenías. Gracias,
Señor, por querernos tanto.
Reza un Padre
Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a
María su maternal ayuda.
Madre
mía: cuesta mucho aceptar la cruz, y
perseverar día con día en esa entrega, unidos a Jesús.
Tú me ayudas y me enseñas a
estar firme al pie de la cruz.
¿Cómo la puedo llevar con
alegría?
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
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