jueves, 27 de febrero de 2020

Toma tu Cruz.


+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Señor Jesús, te reconozco como mi Maestro. Tú enseñas con autoridad porque eres todo amor y verdad. Ayúdame a saber escucharte en este momento de oración y a poner mi confianza en Ti.

Hago en silencio un breve examen de conciencia.

Te pido perdón, Señor, por mis pecados. Ayúdame a confiar en tu amor misericordioso que siempre perdona a quien en verdad se arrepiente, y que así pueda renovarme en la lucha por alcanzar la santidad.

Del santo Evangelio según san Lucas 9, 22-25

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día".
Luego, dirigiéndose a la multitud, les dijo; "Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga.
Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la encontrará. En efecto, ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo o se destruye?"
Palabra del Señor.

Reflexión

El verbo triunfar no existe en el Evangelio. Jesús no recorre un camino de éxito humano, si no un camino de rechazo, de sufrimiento, de muerte. Y nos invita a seguirlo, a caminar a su lado: “en pos de mi”.
Jesús no es un masoquista, no busca el sufrimiento, no se fabrica la cruz ni se la pone encima. Jesús asume la cruz que le toca desde la experiencia del amor del Padre.
Jesús no nos invita a sufrir, nos invita a seguirlo, y para ello hay que cargar con nuestra cruz, no con la que me gustaría o la que masoquistamente me fabrico, sino con la que me toca. Ese camino de seguimiento pasa por el dolor pero lleva a la Vida que no se acaba, a la felicidad auténtica, profunda y verdadera; ese camino me lleva a ganarme a mí mismo a ser y a vivir como Hijo de Dios.

Para la reflexión personal

a)   ¿Cuál es en esta cuaresma mi verdadera cruz?
b)   ¿Con qué actitudes la asumo y la llevo?
c)   ¿Me siento acompañado y sostenido por Jesús y unido a las demás personas con sus cruces?

Medita la oración hecha canción.




ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!

Jesucristo, hoy he aprendido que debo llevar la cruz “cada día”. En este día que comienza quiero aceptar todo lo que tenga de negativo, de limitado o adverso. Es una manera de llevar la cruz. Y para que ésta no se me haga demasiado difícil, voy a recordar que Tú la llevaste primero, mucho más grande y pesada, y la llevaste por amor. Así quedaba todavía más claro el inmenso amor que nos tenías.  Gracias, Señor, por querernos tanto.

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria


Pidámosle a María su maternal ayuda.

Madre mía: cuesta mucho aceptar la cruz, y perseverar día con día en esa entrega, unidos a Jesús.
Tú me ayudas y me enseñas a estar firme al pie de la cruz.
¿Cómo la puedo llevar con alegría?
Amén.

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


Padre José Luis Romero Landeros IJS


Referencias:
Mi vida en Xto.
La oración nuestra de cada día.
Jóvenes católicos.
Ocarm.

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