domingo, 17 de enero de 2021

¿Dónde vives, Maestro?

 + En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial

 

¿Qué vieron aquellos primeros discípulos? Estaban en el desierto y Jesús no tenía nada: ni fama, ni casa, ni dinero. Sólo su persona. ¡Nada más! Y ¡Nada menos! Algunos ya vamos siendo mayores. Muchos años, muchos días, muchas horas tenemos ya acumuladas en nuestra historia. Pero hay una hora que destaca por encima de todas: aquella hora que tuvimos la suerte de encontrarnos vitalmente con Jesús de Nazaret. El que ha vivido con intensidad “esa hora” no tiene por qué tener miedo a ninguna hora, ni siquiera a la última. “Aunque camine por cañadas oscuras nada temo porque Tú vas conmigo. Tu vara y tu cayado me sosiegan” (Salmo 23).

 

Del santo Evangelio según san Marcos 1, 53-42

En aquel tiempo, estaba Juan el Bautista con dos de sus discípulos, y fijando los ojos en Jesús, que pasaba, dijo: "Este es el Cordero de Dios". Los dos discípulos, al oír estas palabras, siguieron a Jesús. Él se volvió hacia ellos, y viendo que lo seguían, les preguntó: "¿Qué buscan?". Ellos le contestaron: "¿Dónde vives, Rabí?". (Rabí significa "maestro"). Él les dijo: "Vengan a ver". Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con Él ese día.


Eran como las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron lo que Juan el Bautista decía y siguieron a Jesús. El primero a quien encontró Andrés fue a su hermano Simón, y le dijo: "Hemos encontrado al Mesías" (que quiere decir "el Ungido"). Lo llevó a donde estaba Jesús y éste, fijando en él la mirada, le dijo: "Tú eres Simón, hijo de Juan. Tú te llamarás Kefás" (que significa Pedro, es decir, "roca").

Palabra del Señor.

 

Reflexión

h Hoy vemos a Jesús que venía por la ribera del Jordán: ¡es Cristo que pasa! Debían ser las cuatro de la tarde cuando, viendo que dos chicos le seguían, se ha girado para preguntarles: «Qué buscan?». Y ellos, sorprendidos por la pregunta, han respondido: «Rabbí —que quiere decir “Maestro”— ¿dónde vives? (...) ‘Vengan y lo verán’».

También yo sigo a Jesús, pero... ¿qué quiero?, ¿qué busco? Es Él quien me lo pregunta: «De verdad, ¿qué quieres?». ¡Oh!, si fuera suficientemente audaz para decirle: «Te busco a ti, Jesús», seguro que le habría encontrado, «porque todo el que busca encuentra». Pero soy demasiado cobarde y le respondo con palabras que no me comprometen demasiado: «¿Dónde vives?». Jesús no se conforma con mi respuesta, sabe demasiado bien que no es un montón de palabras lo que necesito, sino un amigo, el Amigo: Él. Por esto me dice: «Ven y lo verás», «vengan y lo verán».

Juan y Andrés, los dos pescadores, fueron con Él, «vieron dónde vivía y se quedaron con Él aquel día». Entusiasmado por el encuentro, Juan podrá escribir: «La gracia y la verdad se han hecho realidad por Jesucristo». ¿Y Andrés? Correrá a buscar a su hermano para hacerle saber: «Hemos encontrado al Mesías». «Y le llevó donde Jesús. Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: ‘Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas’, que quiere decir “Piedra”».

¡Piedra!, ¿Simón, una piedra? Ninguno de ellos está preparado para comprender estas palabras. No saben que Jesús ha venido a levantar su Iglesia con piedras vivas. Él tiene ya escogidos los dos primeros sillares, Juan y Andrés, y ha dispuesto que Simón sea la roca en la que se apoye todo el edificio.

Y, antes de subir al Padre, nos dará respuesta a la pregunta: «Rabbí, ¿dónde vives?». Bendiciendo a su Iglesia dirá: «Yo estaré con ustedes cada día hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).

 

Para la reflexión personal

 

Los dos primeros discípulos siguen a Jesús por lo que han oído de él a Juan Bautista. Al principio tienen un conocimiento de oídas; después, tras la experiencia de vivir con él, serán ellos mismos quienes anuncien a Jesús.

 

a)    ¿Qué hemos oído decir de Jesús en nuestra vida?

b)   ¿Cómo nos lo han descrito?

c)   ¿Qué nos impulsó a seguirle?

d)   ¿Qué decimos nosotros de él a los demás? ¿Cómo lo anunciamos?

e)    Jesús hace una pregunta a los discípulos que se acercan a él: «¿Qué buscan?».

 

 

Medita la oración hecha canción.

 

https://n9.cl/lzyra

 

 

ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

 

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

 

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria

 

 

Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.

Madre mía: el Tiempo Ordinario nos va llevando, a lo largo del año, a contemplar de modo continuo toda la vida de Jesús recogida en el santo evangelio.

Sé también que contemplando los misterios del Santo Rosario puedo conocer más a Jesús, porque tú eres el mejor camino para llegar a tu Hijo.

Yo quiero aprender de ti, porque tú supiste conservar en tu corazón toda la vida de Jesús, aprender de Él, atesorar y entender lo que te enseñaba.

Enséñame a hacerlo bien, para que, identificado con Cristo, pueda llevar a todas las almas el anuncio del Reino de los Cielos.

Amén.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

Padre José Luis Romero Landeros IJS

 

 

Referencias:

Espada de dos filos.

Mi vida en Xto.

La oración nuestra de cada día.

Jóvenes católicos.

Ocarm.

Rezandovoy

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