lunes, 11 de enero de 2021

El Reino de Dios ya está cerca.

 + En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial

 

Señor, dame la gracia de agradecer tu llamada. El que te hayas fijado en mí y me hayas llamado por mi nombre es un bonito regalo que me has hecho. Que esta oración sea de acción de gracias. Yo no sólo quiero aceptar tu invitación sino celebrarla todos los días de mi vida.

 

Del santo Evangelio según san Marcos 1, 14-20

Después de que arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el Evangelio de Dios y decía: "Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Conviértanse y crean en el Evangelio".


Caminaba Jesús por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano, Andrés, echando las redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo: "Síganme y haré de ustedes pescadores de hombres". Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

Un poco más adelante, vio a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca, remendando sus redes. Los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre con los trabajadores, se fueron con Jesús.

Palabra del Señor.

 

Reflexión

h Hoy, el Evangelio nos invita a la conversión. «Conviértanse y crean en la Buena Nueva». Convertirse, ¿a qué?; mejor sería decir, ¿a quién? ¡A Cristo! Así lo expresó: «El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí».

Convertirse significa acoger agradecidos el don de la fe y hacerlo operativo por la caridad. Convertirse quiere decir reconocer a Cristo como único señor y rey de nuestros corazones, de los que puede disponer. Convertirse implica descubrir a Cristo en todos los acontecimientos de la historia humana, también de la nuestra personal, a sabiendas de que Él es el origen, el centro y el fin de toda la historia, y que por Él todo ha sido redimido y en Él alcanza su plenitud. Convertirse supone vivir de esperanza, porque Él ha vencido el pecado, al maligno y la muerte, y la Eucaristía es la garantía.

Convertirse comporta amar a Nuestro Señor por encima de todo aquí en la tierra, con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todas nuestras fuerzas. Convertirse presupone entregarle nuestro entendimiento y nuestra voluntad, de tal manera que nuestro comportamiento haga realidad el lema episcopal del Santo Padre, San Juan Pablo II, Totus tuus, es decir, Todo tuyo, Dios mío; y todo es: tiempo, cualidades, bienes, ilusiones, proyectos, salud, familia, trabajo, descanso, todo. Convertirse requiere, entonces, amar la voluntad de Dios en Cristo por encima de todo y gozar, agradecidos, de todo lo que acontece de parte de Dios, incluso contradicciones, humillaciones, enfermedades, y descubrirlas como tesoros que nos permiten manifestar más plenamente nuestro amor a Dios: ¡si Tú lo quieres así, yo también lo quiero!

Convertirse pide, así, como los apóstoles Simón, Andrés, Santiago y Juan, dejar «inmediatamente las redes» e irse con Él, una vez oída su voz. Convertirse es que Cristo lo sea todo en nosotros.

 

Para la reflexión personal

 

Las primeras palabras de Jesús en el evangelio de Marcos son una llamada a la conversión y a la fe. Si nos pusiéramos el termómetro que mide nuestra fe en el evangelio:

 

a)    ¿Qué temperatura tendríamos? ¿Qué cambios serían necesarios para que nuestra fe fuera más viva y parecida a la de Jesús?

 

b)   Jesús llama a sus primeros seguidores cuando están en medio de sus faenas y trabajos.

 

Estos le siguen con una inmediatez y disponibilidad que llama nuestra atención.

 

c)   ¿Cómo es nuestro seguimiento de Jesús en medio de los quehaceres cotidianos?

 

 

Medita la oración hecha canción.

 

https://n9.cl/vmt6b

 

 

ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

 

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

 

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria

 

 

Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.

Madre mía: me doy cuenta de que la elección que ha hecho Jesús de mí es para llevarle muchas almas, para ser pescador de hombres.

He meditado muchas veces la importancia de cumplir mi misión, entre otras cosas, dando ejemplo, predicando no sólo con mis palabras, sino con mis obras. Así voy a llenar las redes.

Madre, me siento muy pequeño, con muchas limitaciones, pero sé que mi vocación es para ser otro Cristo. Te necesito, para que me enseñes y me ayudes a parecerme más y más a Jesús. Te pido tu intercesión para que yo pueda tener una verdadera conversión.

Amén.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

Padre José Luis Romero Landeros IJS

 

 

Referencias:

Espada de dos filos.

Mi vida en Xto.

La oración nuestra de cada día.

Jóvenes católicos.

Ocarm.

Rezandovoy

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