+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor,
vengo a Ti, a estar contigo. Y lo hago de mañana, con la frescura del amanecer,
con la limpieza de la tierra, con la caricia del viento, con el encanto de lo
nuevo, lo no usado, lo no manchado, lo no estropeado. Y te pido tener la mente
fresca y los oídos bien abiertos para escuchar de Ti unas palabras
enternecedoras: “No tengáis miedo, no os turbéis, confiad”- Haz que estas
dulces palabras se metan en mi cabeza y sepa guardarlas en mi corazón.
Del santo
Evangelio según san Juan 14, 1-6
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No pierdan la paz. Si creen en Dios, crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. Si no fuera así, yo se lo habría dicho a ustedes, porque ahora voy a prepararles un lugar. Cuando me haya ido y les haya preparado un lugar, volveré y los llevaré conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes. Y ya saben el camino para llegar al lugar a donde voy".
Entonces
Tomás le dijo: "Señor, no sabemos a dónde vas, ¿Cómo podemos saber el
camino?" Jesús le respondió: "Yo soy el camino, la verdad y la vida.
Nadie va al Padre si no es por mí".
Palabra del Señor.
Reflexión
h
Hoy, en este Viernes IV de
Pascua, Jesús nos invita a la calma. La serenidad y la alegría fluyen como un
río de paz de su Corazón resucitado hasta el nuestro, agitado e inquieto,
zarandeado tantas veces por un activismo tan enfebrecido como estéril.
Son
los nuestros los tiempos de la agitación, el nerviosismo y el estrés. Tiempos
en que el Padre de la mentira ha inficionado las inteligencias de los hombres
haciéndoles llamar al bien mal y al mal bien, dando luz por oscuridad y
oscuridad por luz, sembrando en sus almas la duda y el escepticismo que agostan
en ellas todo brote de esperanza en un horizonte de plenitud que el mundo con
sus halagos no sabe ni puede dar.
Los
frutos de tan diabólica empresa o actividad son evidentes: enseñoreado el
“sinsentido” y la pérdida de la trascendencia de tantos hombres y mujeres, no
sólo han olvidado, sino que han extraviado el camino, porque antes olvidaron el
Camino. Guerras, violencias de todo género, cerrazón y egoísmo ante la vida
(anticoncepción, aborto, eutanasia...), familias rotas, juventud “desnortada”,
y un largo etcétera, constituyen la gran mentira sobre la que se asienta buena
parte del triste andamiaje de la sociedad del tan cacareado “progreso”.
En
medio de todo, Jesús, el Príncipe de la Paz, repite a los hombres de buena
voluntad con su infinita mansedumbre: «No se turbe su corazón. Creen en Dios: crean
también en mí». A la derecha del Padre, Él acaricia como un sueño ilusionado de
su misericordia el momento de tenernos junto a Él, «para que donde esté yo estén
también ustedes». No podemos excusarnos como Tomás. Nosotros sí sabemos el
camino. Nosotros, por pura gracia, sí conocemos el sendero que conduce al
Padre, en cuya casa hay muchas estancias. En el cielo nos espera un lugar, que
quedará para siempre vacío si nosotros no lo ocupamos. Acerquémonos, pues, sin
temor, con ilimitada confianza a Aquél que es el único Camino, la irrenunciable
Verdad y la Vida en plenitud.
Para la reflexión
personal
a) «Yo
soy el camino, la verdad y la vida». ¿Qué implicaciones tiene esta afirmación
de Jesús para nuestra vida?
b) Según
el evangelio, ¿cuál es el camino que lleva a Dios? ¿Cuáles son los caminos que
nosotros estamos tomando en estos momentos?
c) «No
se inquieten; confíen». ¿Qué nos inquieta actualmente? ¿Cómo resuenan estas palabras
de Jesús en medio de nuestras inquietudes y preocupaciones?
Medita la oración
hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo
a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro,
un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María,
nuestra Madre, su ayuda.
Madre
mía: como
Madre de Dios eres el mejor camino para llegar a Él, sobre todo porque desde
que fuiste asunta al cielo no puedes sino reflejar la belleza de Dios.
Eres
toda hermosa: prepáranos un camino seguro, en el que podamos llevar la cruz de
cada día, con alegría, para ser otros Cristos.
Madre
de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote: déjame entrar a tu corazón, y modela mi
alma conforme a tu Hijo Jesucristo.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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