domingo, 2 de mayo de 2021

Yo soy la verdadera vid.

 + En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial

 

Hay una estrecha vinculación entre la primavera y la Pascua. La primavera es como el “estallido de la vida”. Una vida que se derrama en miles de árboles y arbustos; en millones de capullos y flores. El que despertó esta vida no era un espíritu tacaño sino derrochador. Y de ese derroche, de esa sin medida, de ese despilfarro brota la belleza de la nueva vida. La Resurrección de Cristo es el estallido de la Vida. Una vida que estaba concentrada, aprisionada en el cuerpo de Cristo según la carne y que, en la Resurrección estalla y lo invade todo.  Cristo es “el que vive”. Alejarse de Él es alejarse de la vida, como el sarmiento que se separa de la vid.

 

Del santo Evangelio según san Juan 15, 1-8

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo soy la verdad vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí, Él lo arranca, y al que da fruto lo poda para que dé más fruto.


Ustedes ya están purificados por las palabras que les he dicho. Permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en el, ese da fruto abundante, porque sin mí nada puede hacer. Al que no permanece en mí se le echa afuera, como el sarmiento, y se seca; luego lo recogen, lo arrojan al fuego y arde.

Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos”.

Palabra del Señor.

 

Reflexión

h El Evangelio presenta la alegoría de la vid y los sarmientos. Cristo es la verdadera vid, nosotros somos los sarmientos y el Padre es el viñador.

El Padre quiere que demos mucho fruto. Es lógico. Un viñador planta la viña y la cultiva para que produzca fruto abundante. Si nosotros montamos una empresa, querremos que rinda. Jesús insiste: «Yo les he elegido a ustedes, y les he destinado para que vayan y den fruto».

Eres un elegido. Dios se ha fijado en ti. Por el bautismo te ha injertado en la viña que es Cristo. Tienes la vida de Cristo, la vida cristiana. Posees el elemento principal para dar fruto: la unión con Cristo, porque «el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid». Jesús lo dice taxativamente: «Separados de mí no pueden hacer nada». «Su fuerza no es sino suavidad; nada hay tan blando como esto, y nada como esto tan firme» (San Francisco de Sales). ¿Cuántas cosas has querido hacer sin Cristo? El fruto que el Padre espera de nosotros es el de las buenas obras, el de la práctica de las virtudes. ¿Cuál es la unión con Cristo que nos hace capaces de dar este fruto? La fe y la caridad, es decir, permanecer en gracia de Dios.

Cuando vives en gracia, todos los actos de virtud son frutos agradables al Padre. Son obras que Jesucristo hace a través tuyo. Son obras de Cristo que dan gloria al Padre y se convierten en cielo para ti. ¡Vale la pena vivir siempre en gracia de Dios! «Si alguno no permanece en mí [por el pecado], es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego (...) los echan al fuego y arden». Es una clara alusión al infierno. ¿Eres como un sarmiento lleno de vida?

Que la Virgen María nos ayude a aumentar la gracia para que produzcamos frutos en abundancia que den gloria al Padre.

 

Para la reflexión personal

 

a)    «A la luz del evangelio, ¿Qué significa para cada uno de nosotros permanecer unidos a Jesús? ¿Cuáles son las consecuencias de esta unión?

 

b)   ¿Qué nos impide estar unidos a Jesús?

 

c)   ¿Cuáles son los frutos que estamos llamados a dar en nuestro ambiente?

 

 

Medita la oración hecha canción.

 

https://n9.cl/68oz

 

 

ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

 

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

 

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria

 

 

Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.

Madre mía: tú fuiste un apoyo fuerte para la primera comunidad cristiana, manteniendo a todos muy unidos en la oración. Ayúdame a mí a perseverar en el trato con las Divinas Personas, para fortalecer mi fe, y con obras de fe dar fruto abundante.

Madre de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote: déjame entrar a tu corazón, y modela mi alma conforme a tu Hijo Jesucristo.

Amén.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

Padre José Luis Romero Landeros IJS

 

 

Referencias:

Espada de dos filos.

Mi vida en Xto.

La oración nuestra de cada día.

Jóvenes católicos.

Ocarm.

Rezandovoy

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