+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Hoy,
Señor, vengo a la oración a pedirte que no me conforme con cualquier cosa, que
no me limite a hacer lo que hace todo el mundo, aunque esté mal. Me pides que
supere el borreguísimo y me distinga por mi afán de superación, de ser
distinto, de estrenar un camino nuevo, el camino iniciado por Jesús. Jesús, te
pido parecerme cada día un poquito más a ti, seguirte y poner mis pies en las
huellas que Tú dejaste mientras caminaste por los caminos de Palestina.
Del santo Evangelio según san Mateo 5, 20-26
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Les aseguro que si su justicia
no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes
en el Reino de los cielos.
Han oído que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo.
Por
lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí
mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al
altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar
tu ofrenda.
Arréglate
pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te
entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no
saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo".
Palabra del Señor.
Reflexión
h
Hoy, Jesús nos invita a ir más
allá de lo que puede vivir cualquier mero cumplidor de la ley. Aún, sin caer en
la concreción de malas acciones, muchas veces la costumbre endurece el deseo de
la búsqueda de la santidad, amoldándonos acomodaticiamente a la rutina del
comportarse bien, y nada más. San Juan Bosco solía repetir: «Lo bueno, es
enemigo de lo óptimo». Allí es donde nos llega la Palabra del Maestro, que nos
invita a hacer cosas “mayores”, que parten de una actitud distinta. Cosas
mayores que, paradójicamente, pasan por las menores, por las más pequeñas.
Encolerizarse, menospreciar y renegar del hermano no son adecuadas para el
discípulo del Reino, que ha sido llamado a ser —nada más y nada menos— que sal
de la tierra y luz del mundo, desde la vigencia de las bienaventuranzas.
Jesús,
con autoridad, cambia la interpretación del precepto negativo “No matar” por la
interpretación positiva de la profunda y radical exigencia de la reconciliación,
puesta —para mayor énfasis— en relación con el culto. Así, no hay ofrenda que
sirva cuando «te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti».
Por eso, importa arreglar cualquier pleito, porque de lo contrario la invalidez
de la ofrenda se volverá contra ti.
Todo
esto, sólo lo puede movilizar un gran amor. Nos dirá san Pablo: «En efecto, lo
de: No adulterarás, no matarás, no robarás, no codiciarás y todos los demás
preceptos, se resumen en esta fórmula: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’.
La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la ley en su
plenitud». Pidamos ser renovados en el don de la caridad —hasta el mínimo
detalle— para con el prójimo, y nuestra vida será la mejor y más auténtica
ofrenda a Dios.
Para la reflexión personal
a)
¿Qué petición de Jesús es la que nos cuesta cumplir más?
b)
¿En qué momentos de nuestra vida hemos experimentado que Jesús nos
invita a ir «más allá»?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.
Madre
mía: cuesta mucho reconciliarse con algún
hermano que nos ha ofendido, porque implica perdonar y olvidar. Y también
cuesta mucho reconocer una falta contra el prójimo, cuando somos nosotros
mismos los culpables.
Sabemos
que no nos faltará la gracia de Dios, porque nos ayuda especialmente cuando se
trata de cumplir el mandamiento del amor, y porque Jesús nos puso el ejemplo
con su vida, y pidiéndonos incluso que amemos a nuestros enemigos.
Todos
tenemos que reconocer que nos interesa vivir en paz en todos los sentidos, para
poder cumplir muy bien con nuestros deberes, con Dios y con los demás.
Madre
de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote: ¿cómo debe ser la reconciliación con mis
hermanos para tener una verdadera paz?
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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