martes, 13 de julio de 2021

¡Ay de ti!

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial

Señor, esta mañana vengo a orar para caer en la cuenta de mi ingratitud contigo. Esas ciudades que no han querido recibirte no están fuera de mí. Me pertenecen. Yo he recibido de Ti inmensos dones, gracias abundantes, y no obstante, no soy nada fino ni delicado contigo. Hay dentro de mí mucha pereza, mucha indiferencia, mucha tibieza. Haz que, de hoy en adelante, cambie el rumbo de mi vida y sepa responder con amor de gratitud al derroche de amor que Tú has tenido conmigo.

 

 

Del santo Evangelio según san Mateo 11, 20-24

En aquel tiempo, Jesús se puso a reprender a las ciudades que habían visto sus numerosos milagros, por no haberse arrepentido. Les decía:


"¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran realizado los milagros que se han hecho en ustedes, hace tiempo que hubieran hecho penitencia, cubiertas de sayal y de ceniza. Pero yo les aseguro que el día del juicio será menos riguroso para Tiro y Sidón, que para ustedes.

Y tú, Cafarnaúm, ¿crees que serás encumbrada hasta el cielo? No. Serás precipitada en el abismo, porque si en Sodoma se hubieran realizado los milagros que en ti se han hecho, quizás estaría en pie hasta el día de hoy. Pero yo te digo que será menos riguroso el día del juicio para Sodoma que para ti".

Palabra del Señor.

 

 

Reflexión

h Hoy, Cristo reprende a dos ciudades de Galilea, Corozaín y Betsaida, por su incredulidad: «¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, (...) se habrían convertido». Jesús mismo da testimonio en favor de las ciudades fenicias, Tiro y Sidón: éstas hubieran hecho penitencia, con gran humildad, de haber experimentado las maravillas del poder divino.

Nadie es feliz recibiendo una buena reprimenda. En efecto, tiene que ser especialmente doloroso ser reprendido por Cristo, Él que nos ama con un corazón infinitamente misericordioso. Simplemente, no hay excusa, no hay inmunidad cuando uno es reprendido por la mismísima Verdad. Recibamos, pues, con humildad y responsabilidad cada día la llamada de Dios a la conversión.

También notamos que Cristo no se anda con rodeos. Él situó a su audiencia frente a frente ante la verdad. Debemos examinarnos sobre cómo hablamos de Cristo a los demás. A menudo, también nosotros tenemos que luchar contra nuestros respetos humanos para poner a nuestros amigos frente a las verdades eternas, tales como la muerte y el juicio. El Papa Francisco, conscientemente, describió a san Pablo como un “alborotador”: «El Señor siempre quiere que vayamos más lejos... Que no nos refugiemos en una vida tranquila ni en las estructuras caducas (…). Y Pablo, molestaba predicando al Señor. Pero él iba hacia adelante, porque tenía dentro de sí aquella actitud cristiana que es el celo apostólico. No era un “hombre de compromiso”». ¡No rehuyamos nuestro deber de caridad!

 

 

Para la reflexión personal

 

Trasladado a nuestro mundo, en los ambientes tradicionalmente cristianos,

 

a)    ¿Cómo es la acogida de Jesús?

 

b)   ¿Qué enseñanza nos transmite el texto de hoy para nuestras ciudades?

 

c)   ¿Y para cada uno de nosotros?

 

 

Medita la oración hecha canción.

 

https://n9.cl/ihl38

 

 

ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

 

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

 

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria

 

 

Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.

Madre mía: pienso ahora en los relatos de tus apariciones, como en Fátima, en donde haces un llamado a la conversión, a la penitencia. Tus cuidados maternos necesariamente incluyen esas llamadas a volver a la casa del Padre.

Ayúdame, Madre, a vivir y transmitir eficazmente lo que tú nos pides, y a darme más cuenta de la realidad de mi juicio particular al final de mi vida. Tengo una gran responsabilidad como sacerdote, y veo continuamente milagros a través de mis manos. Sé que ese juicio será riguroso, porque he recibido mucho, y yo quiero dar buenas cuentas a Jesús.

Amén.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

Padre José Luis Romero Landeros IJS

 

 

Referencias:

Espada de dos filos.

Mi vida en Xto.

La oración nuestra de cada día.

Jóvenes católicos.

Ocarm.

Rezandovoy

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