+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor,
hoy sólo quiero pedirte en este rato de oración, que siempre se cumplan en mí
tus deseos: “no está el discípulo por encima del Maestro”. Has puesto la meta
demasiado alta como para poder no sólo superarla sino ni siquiera igualarla.
Tan solo te pido que cada día me parezca un “poquito más a Ti”, que me sienta
un “poquito” más cerca de Ti; que esté un “poquito” más entusiasmado contigo.
¡Un poquito más!
Del santo Evangelio según san Mateo 10, 24-33
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: "El discípulo no es
más que el maestro, ni el criado más que su señor. Le basta al discípulo ser
como su maestro y al criado ser como su señor. Si al señor de la casa lo han
llamado Satanás, ¡qué no dirán de sus servidores!
No teman a los hombres. No hay nada oculto que no llegue a descubrirse; no hay nada secreto que no llegue a saberse. Lo que les digo de noche, repítanlo en pleno día y lo que les digo al oído, pregónenlo desde las azoteas.
No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma.
Teman, más bien, a quien puede arrojar al lugar de castigo el alma y el cuerpo.
¿No es verdad que se venden dos pajarillos por una moneda? Sin embargo,
ni uno solo de ellos cae por tierra si no lo permite el Padre. En cuanto a
ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están contados. Por lo tanto, no
tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo.
A quien me reconozca delante de los hombres, yo también lo reconoceré ante
mi Padre, que está en los cielos; pero al que me niegue delante de los hombres,
yo también lo negaré ante mi Padre, que está en los cielos".
Palabra del Señor.
Reflexión
h
Hoy, el Evangelio nos invita a
reflexionar sobre la relación maestro-discípulo: «No está el discípulo por
encima del maestro, ni el siervo por encima de su amo». En el campo humano no
es imposible que el alumno llegue a sobrepasar a quien le enseñó el abc de una
disciplina. Hay en la historia ejemplos como Giotto, que se adelanta a su
maestro Cimabue, o como Manzoni al abad Pieri. Pero la clave de la suma
sabiduría está sólo en manos del Hombre-Dios, y todos los demás pueden
participar de ella, llegando a entenderla según diversos niveles: desde el gran
teólogo santo Tomás de Aquino hasta el niño que se preparara para la Primera
Comunión. Podremos añadir adornos de varios estilos, pero no serán nunca nada
esencial que enriquezca el valor intrínseco de la doctrina. Por el contrario,
es posible que rayemos en la herejía.
Debemos
tener precaución al intentar hacer mezclas que pueden distorsionar y no
enriquecer para nada la substancia de la Buena Noticia. «Debemos abstenernos de
los manjares, pero mucho más debemos ayunar de los errores», dice san Agustín.
En cierta ocasión me pasaron un libro sobre los Ángeles Custodios en el que
aparecen elementos de doctrinas esotéricas, como la metempsicosis, y una incomprensible
necesidad de redención que afectaría a estos espíritus buenos y confirmados en
el bien.
El
Evangelio de hoy nos abre los ojos respecto al hecho ineludible de que el
discípulo sea a veces incomprendido, encuentre obstáculos o hasta sea perseguido
por haberse declarado seguidor de Cristo. La vida de Jesús fue un servicio
ininterrumpido en defensa de la verdad. Si a Él se le apodó como “Beelzebul”,
no es extraño que en disputas, en confrontaciones culturales o en los careos
que vemos en televisión, nos tachen de retrógrados. La fidelidad a Cristo
Maestro es el máximo reconocimiento del que podemos gloriarnos: «Por todo aquel
que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi
Padre que está en los cielos».
Para la reflexión personal
Los seguidores de Jesús que vamos tras sus
huellas sabemos cuál es nuestro destino. Participamos en su muerte y en su
resurrección. El evangelio de hoy nos invita a recorrer este camino sin miedo, porque
nuestra confianza está puesta en Dios Padre.
a)
¿Qué
nos resulta más difícil de imitar del Maestro?
b)
¿Cuáles
son nuestros temores?
c)
¿Cómo
anunciamos que Jesús es la luz, la verdad y la vida?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.
Virgen
de Guadalupe: tengo
muy grabadas en mi alma tus palabras en el Tepeyac, presentándote como Madre,
ofreciendo, con esa palabra, una respuesta muy clara a cualquier inquietud y
angustia.
Sé
que no nos van a faltar tus cuidados maternales, sobre todo ante los peligros,
cuando nos proponemos servir fielmente a tu Hijo. Ayúdame a mantener siempre
esa confianza.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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