sábado, 4 de septiembre de 2021

¿Por qué hacen lo que está prohibido?

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial

Señor, qué sensación de alivio, de bienestar, de libertad interior, me dan tus palabras: “El Hijo del Hombre es Señor del sábado”. Tú eres mi único Señor y no quiero a nadie que me esclavice. Te serviré a ti solo y a nadie más, “No me mandes ya más mensajeros que no saben decirme lo que quiero”. Te serviré a Ti y te serviré por amor. Y seré libre. Y no seré ya más esclavo de nada ni de nadie.

 

 

Del santo Evangelio según san Lucas 6, 1-5

Un sábado, Jesús iba atravesando unos sembrados y sus discípulos arrancaban espigas al pasar, las restregaban entre las manos y se comían los granos. Entonces unos fariseos les dijeron: “¿Por qué hacen lo que está prohibido hacer en sábado?”.


Jesús les respondió: “¿Acaso no han leído lo que hizo David una vez que tenían hambre él y sus hombres? Entró en el templo y tomando los panes sagrados, que sólo los sacerdotes podían comer, comió de ellos y les dio también a sus hombres”.

Y añadió: “El Hijo del hombre también es dueño del sábado”.

Palabra del Señor.

 

 

Reflexión

h Hoy, ante la acusación de los fariseos, Jesús explica el sentido correcto del descanso sabático, invocando un ejemplo del Antiguo Testamento (cf. Dt 23,26): «¿Ni siquiera han leído lo que hizo David, (...), y tomando los panes de la presencia, que no es lícito comer sino sólo a los sacerdotes, comió él y dio a los que le acompañaban?».

La conducta de David anticipó la doctrina que Cristo enseña en este pasaje. Ya en el Antiguo Testamento, Dios había establecido un orden en los preceptos de la Ley, de modo que los de menor rango ceden ante los principales.

A la luz de esto, se explica que un precepto ceremonial (como el que comentamos) cediese ante un precepto de ley natural. Igualmente, el precepto del sábado no está por encima de las necesidades elementales de subsistencia.

En este pasaje, Cristo enseña cuál era el sentido de la institución divina del sábado: Dios lo había instituido en bien del hombre, para que pudiera descansar y dedicarse con paz y alegría al culto divino. La interpretación de los fariseos había convertido este día en ocasión de angustia y preocupación a causa de la multitud de prescripciones y prohibiciones.

El sábado había sido hecho no sólo para que el hombre descansara, sino también para que diera gloria a Dios: éste es el auténtico sentido de la expresión «el sábado fue hecho para el hombre».

Además, al declararse “señor del sábado”, manifiesta abiertamente que Él es el mismo Dios que dio el precepto al pueblo de Israel, afirmando así su divinidad y su poder universal. Por esta razón, puede establecer otras leyes, igual que Yahvé en el Antiguo Testamento. Jesús bien puede llamarse “señor del sábado”, porque es Dios.

Pidámosle ayuda a la Virgen para creer y entender que el sábado pertenece a Dios y es un modo —adaptado a la naturaleza humana— de rendir gloria y honor al Todopoderoso. Como ha escrito San Juan Pablo II, «el descanso es una cosa “sagrada”» y ocasión para «tomar conciencia de que todo es obra de Dios».

 

 

Para la reflexión personal

 

La ley nunca es un fin en sí misma, siempre estará al servicio de las personas.

 

a)    Desde este evangelio, ¿qué sentido tiene para un cristiano el cumplimiento de los mandamientos? ¿Cuál es el objetivo último de los mismos?

 

b)   Hay personas que piensan que la observancia de los mandamientos anula la libertad. ¿Estamos de acuerdo? ¿Qué les responderíamos?

 

c)   ¿Qué nos sugiere esta frase como eco de este evangelio: «Cristo no quita nada, lo da todo»?

 

 

Medita la oración hecha canción.

 

https://n9.cl/qvri9

 

 

ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

 

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

 

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria

 

 

Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.

Madre nuestra: tú nos has traído a Jesús a la tierra, y Él es la misericordia.

Su sacrificio en la Cruz fue suficiente para pagar la deuda debida por nuestros pecados. Pero también nos dijo que el que quiera ser su discípulo debe renunciar a sí mismo y tomar su cruz de cada día.

A los hombres nos cuesta hablar de sacrificio, porque implica sufrir. Necesitamos la gracia de Dios para aceptarlo, conscientes de que debemos unirnos al sacrificio de tu Hijo.

¿Cómo entender bien esas palabras de Jesús sobre la misericordia y el sacrificio?

Amén.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

Padre José Luis Romero Landeros IJS

 

 

Referencias:

Espada de dos filos.

Mi vida en Xto.

La oración nuestra de cada día.

Jóvenes católicos.

Ocarm.

Rezandovoy

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